Picasso brilla en el Cantón a través de la «Suite Vollard»

r. Loureiro FERROL

FERROL

Caixa Galicia expone la obra de uno de los más grandes genios del siglo XX

24 feb 2011 . Actualizado a las 12:31 h.

La sede ferrolana de la Fundación Caixa Galicia acoge desde ayer, en el Cantón de Molins, la colección de grabados que Pablo Picasso pintó para el marchante parisino Ambroise Vollard. Las obras que integran lo que se conoce comunmente como Suite Vollard y que situaron a Picasso, ante la historia del arte, como uno de los grandes nombres de la historia de la calcografía. La exposición llega a la ciudad, de la mano de Novacaixagalicia, en colaboración con la Fundación Juan March.

Se trata de casi un centenar de grabados, todos ellos ejecutados entre los años 1930 y 1936. Piezas en las que Picasso utilizó las más diversas técnicas, desde el buril y la aguatinta hasta el aguafuerte y la tinta seca, y en las que la pureza de las líneas empleadas por el artista juega un papel decisivo a la hora de transmitir al espectador la poderosa sensación de sensualidad de unas estampas entre las que se encuentran obras que ya ocupan un lugar de honor en la memoria -y en el personal altar- de la inmensa mayoría de cuantos aman el arte. Los responsables de la muestra subrayan que en la exposición, junto a los tres retratos que Picasso dedicó a Vollard, hay cuatro grandes bloques temáticos. Los que se corresponden, respectivamente, con el mito del minotauro, la batalla del amor, Rembrandt y el propio taller del creador. Y hay también entre los grabados -subrayan los promotores de la muestra- claros ecos de un relato de Honoré de Balzac, Le chef-d?oeuvre inconnu (La obra maestra desconocida, datado en el año 1831), cuya lectura impresionó a Pablo Picasso profundamente.

Entre el arte y la vida

En el relato de Balzac encuentra también Picasso el reflejo de una idea que ya jamás le fue extraña, pero que aquí cristaliza en lo literario de una forma muy bella: la de la relación entre artista y modelo como representación, en múltiples sentidos, del vínculo que inevitablemente une al arte con la vida. Y así, en los grabados que desde ayer pueden contemplarse en la sede de la Fundación Caixa Galicia también están, dicen los responsables de la muestra, «moitos trazos da súa biografía sentimental: a súa ruptura matrimonial con Olga Koklova, os amores prohibidos con Marie Thèrese Walter, a súa conflitiva relación con Dora Maar...». Y están también, al mismo tiempo, anticipándose ya a lo que la historia había decidido en silencio, algunos de los temas iconográficos que años más tarde aparecerían dramáticamente representados en el Guernica, el más estremecedor de sus lienzos.

Picasso (Málaga, 1881 - Mougins, 1973) residió durante parte de su infancia, como nadie ignora, en A Coruña, ciudad en la que su padre ejerció la docencia. Pintor, escultor y ceramista, además de grabador, su obra resulta fundamental para entender, desde una perspectiva que camine más allá de la evidencia, de qué manera evoluciona la creación artística, y a la vez qué fue, en verdad, el siglo XX. La entrada a la exposición que ahora llega Ferrol, la muestra que ayer inauguraron Vicente Irisarri, Guillermo Brea y Teresa Porto, es libre y gratuita.