El veto y la mejora de reparaciones, las promesas más veces incumplidas

Beatriz García Couce
beatriz couce FERROL / LA VOZ

FERROL

Los astilleros de la ría, en primer término el de Fene, aguardan por la materialización de muchas promesas electorales.
Los astilleros de la ría, en primer término el de Fene, aguardan por la materialización de muchas promesas electorales. janet gonzález valdés< / span>

El naval ha estado siempre presente en el eje de las campañas electorales

19 may 2014 . Actualizado a las 13:08 h.

Por su condición de empresa pública y su peso en la economía de la comarca, los astilleros de la ría han estado siempre presentes en las distintas campañas electorales que se han venido sucediendo en las últimas décadas. Para poner de relieve los efectos devastadores que tuvieron sobre el empleo la primera reconversión y los sucesivos planes de ajuste en la antigua Astano, para prometer una caída del veto que prohíbe la construcción civil en la factoría de Perlío -nunca conseguido- y también para anunciar carga de trabajo como salvavidas del sector en los momentos de bajón de la curva de actividad en la factoría. De hecho, en vísperas de unas elecciones había llegado la última plataforma off-shore al astillero. Muchas de las promesas continúan en el tintero, aunque otras se han hecho esperar pero se han llevado a cabo. Es el caso del flotel de Pemex, que 19 meses después de ser anunciado en precampaña, arrancará en pocos días.

El veto

El eterno compromiso pendiente. Partidos de todos los colores han incluido en sus programas electorales la negociación con la Unión Europea para la supresión que impide a la antigua Astano construir buques civiles. Es un pacto con las autoridades comunitarias que se remonta a mediados de la década de los ochenta. Aznar -tras el desastre del Prestige- y José Luis Rodríguez Zapatero, con el argumento de la crisis, se comprometieron a tumbarlo. También en la época del bipartito en la Xunta se hizo bandera con su eliminación, cuando Barreras presentó su plan para hacerse con parte de las instalaciones de la factoría de Perlío. Si bien la supresión del veto ha sido objeto de decenas de debates e iniciativas parlamentarias no solo en las campañas, es un indispensable en los programas de todos los partidos, sean las elecciones que sean, pero continúa sin cumplirse. En diciembre finaliza su vigencia.

Antigua Imenosa

De los terrenos ociosos a la nada. La salida de Navantia del sector eólico supuso la puntilla para la antigua fábrica de bienes de equipo Imenosa, que fue incluida en un proceso privatizador por la SEPI, que finalmente decidió integrarla en los astilleros públicos como taller para la fabricación de componentes de aerogeneradores. Desde hace una década está sin actividad, por lo que su potenciación ha sido también promesa electoral de los dos grandes partidos. Tras acceder a la presidencia de la Xunta, Emilio Pérez Touriño llegó a anunciar un plan integral con un compromiso de inversión de 3.000 millones y liberar 200.000 metros cuadrados de la factoría de Perlío -los de Imenosa- para proyectos energéticos. Su sucesor al frente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, prometió en campaña revitalizar el sector. En un Consello de la Xunta celebrado en Ferrol en marzo del 2011 anunció un plan con acciones específicas para la antigua Imenosa que tampoco nunca llegó a materializarse.

Dique

Las carenas. La división de Reparaciones es un puntal para el empleo en Ferrolterra y una fuente estable de ocupación. Si bien durante los años del bum de la construcción, el Ejecutivo -entonces ocupado por los socialistas- ignoró todas las peticiones de potenciación del sector y después, con la presión de la comarca por la demanda del dique flotante afirmó que la UE no lo permitiría, dos meses antes de las elecciones generales del 2011, el entonces delegado del Gobierno en Galicia, Miguel Cortizo, comprometió la mitad de la financiación para la infraestructura. Antes de las elecciones autonómicas de ese mismo año, Feijoo había prometido impulsar un gran centro de reparaciones navales en la ría ferrolana. Ya en el Gobierno, defendió los estudios de viabilidad del dique flotante, pero el Ejecutivo central enredó durante meses con comisiones que pasaron la pelota a Bruselas, en donde sigue sin despejarse.