
Las historias de Manuel Andrés Picallo
30 jun 2020 . Actualizado a las 09:06 h.Parece mentira, pero un pueblo tan pequeño como Redes está cargado de maravillosas historias como las de la familia de Manuel Andrés Picallo. Aprovechando que en la tarde del sábado no llovía, él y su hermano retomaron los trabajos para restaurar el viejo bote de vela latina que lleva unos días en la rampa del muelle. A los Picallo les viene de familia su cariño hacia las embarcaciones tradicionales, como esta que es del mismo tipo de las que originalmente se empleaban para la pesca del pulpo o para ir a la zamburiña. La embarcación, nos cuenta Manuel, la encargó su padre en los astilleros de ribera que están junto al puente del tren en Pontedeume hace 52 años. Cuenta con un motor de seis caballos pero su propulsión principal es la vela latina, para lo cual cuenta con un mástil que es pura artesanía y que ya recibió alguna estocada aguantando el fuerte viento en la navegación por la ría. El bote también dispone de los toletes para poder navegar a remo. Fue concebida desde un principio como embarcación de recreo para esta familia que vive al lado del mar, junto a la rampa de Redes y que año tras año restaura el daño que el agua dulce de la lluvia hace en la obra muerta de la embarcación. Manuel nos cuenta que en cuanto esté preparada volverá a salir a pescar, otra de sus aficiones junto a la de navegar a la vieja usanza. Ya no queda nada para volver a navegar por una ría tan privilegiada.

Vivamos como Galegos
Dando un paseo por la comarca, este fin de semana encontramos a Manuel Basoa Vizoso. Para que se dé cuenta el lector de quién es, solo ha de rememorar uno de los últimos anuncios de Gadis. El hombre que subido al palco de la música de la plaza de García Hermanos de Betanzos convoca a las masas a vivir como gallegos es este naronés, que lleva mucho tiempo viviendo en O Seixo. Vinculado a través del teatro a la Sociedade Amigos da Paisaxe Galega, recuerda cómo después de una vida laboral que le llevó incluso como emigrante a Suiza, dedica su tiempo a una de sus pasiones de siempre, la interpretación, el teatro. Fue en O Seixo donde volvió a subirse a las tablas para representar Non lle busques tres pernas o alcalde. Aquello fue el inicio de una segunda vida dedicada al teatro. Ha actuado con el Centro Dramático Galego de la mano de Xulio Lago, ha participado en series de televisión como Serramoura, y también el mundo de la publicidad se ha fijado en sus buenas dotes para la interpretación convirtiéndole en uno de los abuelos capaces de movilizar a las masas a sus muy bien llevados 86 años, para, subido incluso a un caballo, inmortalizar esa frase de Vivamos como Galegos.

Los clientes, lo primero
El mesón Mateo, en la calle Nueva de Caranza, ha decidido parcelar su local para propiciar la máxima seguridad posible a sus clientes. Las dimensiones del establecimiento dan para lo que dan y además de eliminar mesas, Jesús Mateo, ha decidido, después de meditar mucho la reapertura, instalar unas mamparas que separan los espacios ocupados por las mesas de su local. Desde que abrió el día 11, Suso, señala que no deja de recibir felicitaciones por haber tenido esa iniciativa para evitar problemas. Comenta este hostelero, que lleva años trabajando en la zona de Ultramar, que los protocolos están muy bien para locales grandes, pero en los pequeños como el suyo hay que ingeniárselas para que el cliente se sienta protegido. Así que ahí está de vuelta desde hace ya unas semanas, con las cartas con código QR, que apunta este hostelero, le gustan mucho a la gente mayor y con las mamparas divisorias que, de momento, hemos visto en muy pocos locales. Él lo tenía claro. La seguridad de los clientes, dice, es lo primero.