Ramani Durvasula, psicóloga: «Si tu madre te trata mal cuando vas de visita, ponte una alarma a las dos horas y lárgate»

SALUD MENTAL

La especialista estadounidense se dedica a ayudar a víctimas de relaciones abusivas con narcisistas desde hace tres décadas
11 abr 2025 . Actualizado a las 12:18 h.Salir de las redes que teje una persona narcisista para atraparnos no es fácil. Todo empieza por reconocer que se trata de un vínculo marcado por el abuso, pero estos individuos tienen una gran capacidad para manipular a los demás y hacer que duden de sus propios sentimientos e intuiciones. La doctora Ramani Durvasula, psicóloga clínica y profesora emérita de Psicología en la Universidad del Estado de California en Los Ángeles, está especializada en este tema y lleva tres décadas ayudando a sus pacientes a romper con este tipo de relaciones para volver a encontrarse consigo mismos. Es autora del pódcast Navigating narcissism with dr. Ramani y autora de cuatro libros sobre este tema. El más reciente de ellos, No eres tú, editado este año por Océano, aborda mitos sobre este tipo de personalidades.
—¿Cómo define el narcisismo en términos psicológicos?
—El narcisismo es un tipo de personalidad. Este tipo de personalidad puede entenderse como maladaptativo, lo que significa que no le hace bien a las relaciones ni al propio individuo. Además, es un tipo de personalidad muy rígido, muy resistente al cambio. Hay que entender que la personalidad es la identidad de una persona, es quién es. Todos podemos tener un mal día y tener una mala actitud en determinado momento, pero en este caso, no se trata de un día o dos, sino de cómo responde la persona de manera sistemática ante ciertas situaciones.
—¿Cómo se caracterizan esos patrones de respuesta de los individuos narcisistas?
—De manera clásica, el narcisismo se asocia a una empatía baja, variable o fingida. No es la ausencia de empatía, sino una empatía que no es consistente y que, cuando aparece, tiende a no ser emocional, sino más bien cognitiva. Es un espectáculo para que me miren y vean lo bueno que soy. Estas personas son arrogantes, se creen con derecho a todo, tienen delirios de grandeza, un egoísmo patológico y una necesidad excesiva de validación y admiración que se traduce en enfado si esa admiración no se manifiesta. Las personas narcisistas no suelen hacerse responsables de sus actos, tienden a proyectar la responsabilidad y la culpa hacia los demás. Y lo interesante es que todos estos patrones son una barrera de defensa que va a proteger la inseguridad y la vergüenza que caracterizan a la persona narcisista. Si algo sale mal, como no obtener un ascenso, una avería del coche o una mala interacción que hiera sus sentimientos, en vez de procesar esas emociones, ellos van a desquitarse con otras personas.
—¿Existen diferentes grados de narcisismo?
—El narcisismo es un espectro que va de los casos más leves a los severos, una persona con un narcisismo leve puede ser completamente diferente de una que tiene un caso severo. Los severos son mucho más inmaduros a nivel emocional, más egoístas y superficiales y son personas que aunque tengan 50 años actúan como si tuvieran 16, son muy infantiles. Puede que esta descripción te haga pensar en alguien que conoces en tu vida. Si es un amigo o amiga, eso se puede manejar. Pero el problema es si es tu pareja o un padre. Tener una persona tan inmadura en tu vida no te permite funcionar. Porque son personas peligrosas para los demás. Son manipuladoras, explotadoras, coaccionan y dominan a los demás, aíslan a quienes forman parte de su círculo.
—¿Qué señales en una relación nos pueden indicar que estamos lidiando con una persona narcisista?
—Las señales pueden ser sutiles: dudar de nosotros mismos, sentir que no somos suficientes, que tenemos que hacerlo todo perfecto para no ofenderle. La persona narcisista nos manipula tanto que llegamos a dudar de la realidad. Otra cosa que pasa es que nunca nos llegamos a sentir cómodos en la relación con un narcisista. Siempre vamos a estar un poco en alerta, intentando prever sus enfados para evitarlos. No nos sentimos psicológicamente seguros. Incluso si compartimos una cita normal, un fin de semana agradable o unas buenas vacaciones, siempre está esa sensación subyacente de que si damos un paso en falso, todo va a estar mal. Empezamos a renunciar a ciertos aspectos de nosotros mismos. Dejamos de decir lo que sentimos, nos hacemos responsables de la conducta del otro.
—¿Cómo atraen las personas narcisistas a sus víctimas?
—Muchas personas narcisistas son atractivas, carismáticas, encantadoras, exitosas, parecen ser muy seguras de sí mismas y pueden ser intensas a la hora de mostrar su interés en nosotros. Así es como llegan a atraer a los demás. Aunque tienen problemas a la hora de sentir empatía, son altamente perceptivos. Se dan cuenta rápidamente de cuáles son tus vulnerabilidades y las cosas que para ti son importantes. Supongamos que conoces a una persona narcisista, te abres y le cuentas que tus padres no creían en ti. Unos de días o semanas después, esa persona te va a empezar a decir cuánto cree en ti y en tus capacidades. Te dicen lo que quieres escuchar, lo que siempre has querido escuchar. O te dicen cosas como: «Nunca me he sentido así con nadie», ese tipo de comentarios que te hacen sentir especial. Por eso los narcisistas resultan tan atractivos para nosotros. Muchas veces, la gente me pregunta: «¿Esta persona narcisista me eligió a mí porque me vio frágil?». No. Esa persona te eligió porque le resultaste atractivo o atractiva. Lo que pasa es que usó tus vulnerabilidades para que tú lo eligieras a él o ella. Te bombardean con amor durante unos meses hasta que te tienen y una vez que te tienen, cambian su conducta. Y conozco a personas que se han pasado cuatro décadas tratando de hacer que su pareja vuelva a ser como era durante esos primeros meses.
—¿Es posible que un narcisista reconozca el daño que causa y cambie?
—Rara vez cambian. Uno de los grandes problemas de los narcisistas es una falta de autoconsciencia. No se dan cuenta de cómo sus comportamientos afectan a los demás y tampoco les importa. Solo se preocupan por sus propias necesidades. Dicen cosas hirientes, tratan mal a los demás porque no tienen esa autoconsciencia. Solamente de manera excepcional, si han hecho algo verdaderamente terrible, a veces se arrepienten. Pero tiene que haber una pérdida importante para que esto llegue a pasar. Por ejemplo, han robado dinero de la empresa y han perdido el trabajo, o han sido infieles y han perdido a su pareja. Sin embargo, la mayoría de las veces, ni siquiera frente a estas consecuencias son capaces de reflexionar sobre sus actos, sino que proyectan esa culpa hacia los demás: no me comprenden, no les importo. La probabilidad de que cambien es muy baja y quiero que esto quede claro. Yo llevo casi tres décadas dedicándome a esto y he visto, como mucho, cuatro casos en los que esto sucedió a lo largo de mi carrera.
—¿Qué consecuencias tiene para nuestra salud mental relacionarnos con un narcisista?
—La principal consecuencia a nivel psicológico es que la persona empieza a rumiar, no deja de pensar en la relación. Esto la absorbe y descuida otras áreas de su vida. La persona intenta cambiar y renuncia a cosas que le importan, se abandona a sí misma, se encuentra cada vez más sola y aislada. A veces le cuesta dar el paso de buscar ayuda, porque el resto del entorno solo ve el lado encantador y carismático del narcisista. No ven lo que sucede a puertas cerradas.
—¿Qué podemos hacer si tenemos a un narcisista en nuestra vida?
—Están aquellos que pueden irse de esa relación y están los que no pueden, porque tienen hijos en común o por diferentes razones. En cualquier caso existen estrategias que pueden ayudar. El primer paso es ser conscientes de que esto es un patrón. Y en segundo lugar, hay que entender cómo funciona ese patrón. Este conocimiento nos ayuda a ver que realmente no es nuestra responsabilidad ni nuestra culpa. Y es importante la aceptación para poder tener expectativas realistas acerca del vínculo. Aceptar es la parte más dura del proceso de sanación, porque nos hace reconocer que esta relación nunca va a ser sana y que no podemos cambiar al otro. Es difícil, porque hay que hacer un proceso de duelo. Pero cuando aceptamos que nuestro padre narcisista nunca va a cambiar, podemos vincularnos con él desde otro lugar. Otra estrategia muy importante es tener una red de apoyo social. No hace falta que sean muchas personas, dos o tres son suficientes si te tratan con empatía y te validan. Estos son los pasos previos. Una vez hayas hecho esto, tendrás que hacer el trabajo verdaderamente difícil de volver a conectar contigo mismo.
—¿Qué consejos daría a alguien que está intentando distanciarse de un narcisista?
—Una de las cosas que siempre digo es: deja de contarle las cosas buenas que te pasan a una persona narcisista. Si te dan un ascenso en el trabajo, si te encuentras dinero en la calle, si alguien te halaga, no se lo digas. Te va a insultar, te va a hacer dudar de ti mismo y se va a reír de ti. Muchas veces, la gente intenta ganarse al narcisista contándole cosas buenas de sí mismas y lo único que consiguen es que el narcisista les humille. Esa persona no te va a apoyar y no va a responder positivamente a esto. Tampoco acudas a un narcisista para contarle que tienes un problema grave de salud, por ejemplo. No va a responder con empatía, sino con frustración. Entonces, tendrás que lidiar con su reacción además de lidiar con tu problema. Con estas personas solo puedes hablar de trivialidades, del tiempo, de la lluvia. Cosas así.
—¿Cómo podemos ponerle límites sanos a este tipo de individuos?
—No hay manera de hablar de límites con un narcisista. Si le pides que no haga algo, le estás indicando qué hacer para lastimarte. Entonces, recomiendo otro enfoque. Cuando viene alguien y me dice: «Tengo que ir a comer a casa de mi madre narcisista», les propongo, por poner un ejemplo, poner límites temporales. En vez de quedarte toda la tarde, ponte una alarma a las dos horas y lárgate. Ella se va a enfadar contigo así te quedes seis horas más, así que de este modo al menos puedes hacer algo el resto del día. En otros casos, usamos el método del bingo.
—¿En qué consiste?
—Hacemos una lista de todas las cosas que esa madre narcisista puede hacer para molestarte: criticar tu forma de vestir, tu peinado, tu peso, puede que haga comentarios sobre tu relación, puede que te compare con tus hermanos, puede que te interrumpa cuando estás hablando. Vas con esa lista en mente, y cuando llegue a hacer tres de esas cosas que te irritan, te vas. No tienes por qué hacerlo de manera dramática ni dar explicaciones. Puedes poner una excusa. Lo importante es respetarte a ti mismo lo suficiente para no dejar que esa persona te maltrate indefinidamente. Esos límites pueden estar dentro de ti sin que los expreses. Y esto es clave, porque si comunicas el límite a la persona narcisista, no solo no lo va a respetar, sino que va a hacer todo lo posible por transgredirlo.