«Un buen médico debe estar siempre haciéndose preguntas»

aldara castro meizoso / a.u. FERROL / LA VOZ

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Pablo Balado acaba de terminar su estancia en los laboratorios del CNIC.
Pablo Balado acaba de terminar su estancia en los laboratorios del CNIC. Cedida

El eumés Pablo Balado acaba de terminar una estancia de seis semanas becado en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares de Madrid

17 ago 2022 . Actualizado a las 00:22 h.

A Pablo Balado (Pontedeume, 1999) la vocación por la ciencia le viene de atrás: «Terminando la ESO ya me interesaba mucho, pero no sabía si quería dedicarme a la medicina, a la biología…», explica este estudiante e investigador. Después de conseguir la nota suficiente en la ABAU de 2017 accedió al grado en Medicina de la USC, donde pudo rodearse «de muy buenos profesores y conocer gente encantadora». Aunque la de Santiago de Compostela es una buena universidad, reconoce que el permanecer cerca de su entorno, de sus amigos y familia, fue un elemento determinante a la hora de escoger facultad.

Sufrió un pequeño retraso en sus planes por la pandemia, pero desde el pasado curso siempre ha buscado becas de investigación que le permitan completar su formación. Considera que en el grado en Medicina «no se incentiva la actividad investigadora, más allá de lo puramente asistencial», y su forma de cubrir este espacio vacío que detecta en su formación académica es acceder a la investigación a través de las prácticas de verano en laboratorios.

Para Balado, un médico que se precie «debe hacerse preguntas, investigar y estar constantemente aprendiendo», y por eso a él le gustaría poder compaginar la parte asistencial con la investigadora. En este sentido, lamenta que el MIR es un condicionante, ya que «es un examen que decide totalmente tu futuro, y en la carrera siempre hay profesores que intentan solucionarlo, pero al final eso solo son parches».

Segundo verano

Este es el segundo verano que este joven recibe una beca para trabajar en un laboratorio durante el verano haciendo investigación básica, que, según explica, «está enfocada a estudiar las bases de las enfermedades y no tanto la aplicación rápida». El verano pasado estuvo en el CiMUS de la USC, bajo la batuta de la profesora Señarís, una experiencia que define como «muy enriquecedora».

El tiempo en el CiMUS fue tan positivo que este verano se lanzó al Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares, donde también está becado. Allí se integró en el grupo de Mecanoadaptación y Biología de Caveolas, dirigido por Miguel Ángel del Pozo. Al no estar vinculado a una universidad, Balado explica que el personal del CNIC «puede dedicar más horas a la investigación, ya que no está tan absorbido por la actividad docente». Más allá de eso, señala ambas experiencias muy estimulantes, ya que los dos centros de investigación son del más alto nivel.

Para este curso, Balado ya tiene algunos planes. En primer lugar, ya ha decidido el tema de su trabajo de fin de grado: «Voy a tomar la rama de historia de la medicina, ya que también me interesa el lado humanístico de la disciplina». En este texto estudiará la relación entre la medicina y el mundo militar a través de la figura del doctor Adolfo Rey Seijo, general del Cuerpo Militar de Sanidad y natural de Pontedeume. Por otra parte, la academia donde preparará el MIR ya le ha enviado horarios de estudio, así que este curso ya se pondrá manos a la obra. Sobre la especialización, se inclina por cardiología o neurocirugía, quizá más por esta última. Aunque comenta que es una decisión que tomará más adelante, porque «pueden cambiar las cosas».

Becas de investigación: una forma más de completar los estudios

Pablo Balado es un enamorado de la medicina, que define como «una de las profesiones más bonitas que existen», pero al detectar un hueco vacío en su formación académica en lo que respecta a la investigación, decidió lanzarse por su cuenta a la búsqueda de becas de laboratorio.

Aunque todas las carreras tienen sus condicionantes, lo cierto es que la docencia de Medicina está marcada por ese examen final que acecha a los futuros médicos: el MIR. Para Balado, este elemento es en parte responsable de que los grados de Medicina en las universidades españolas estén tan enfocados hacia lo asistencial sobre la investigación, ya que superar esta prueba se vuelve crucial: «Sin MIR, un médico no tiene muchas posibilidades profesionales», explica.

Este futuro médico lamenta que cada vez se está formando más gente en Medicina, pero las plazas de MIR no están aumentando: «Si cada vez hay más plazas para estudiar la carrera, pero no se corresponde con más plazas MIR, las posibilidades de futuro son menos», comenta. Muchas de estas nuevas plazas en las facultades de Medicina están en universidades públicas, lo que implica que «el Estado está invirtiendo en formar médicos, pero después esa gente está condenada a irse fuera».

Todos estos elementos son algunos de los que condicionan que en el grado de Medicina existan carencias como la de la investigación, que Balado está intentando cubrir. Concretamente la investigación básica, que estudia las bases más elementales de la enfermedad, es la gran asignatura pendiente en las facultades de Medicina españolas, y la rama de la investigación por la que este joven natural de Pontedeume más se ha interesado, tanto en su experiencia en el CiMUS de la USC como en el CNIC.