Ana Mariño, especialista en VIH: «Hay que volver a machacar a los jóvenes con campañas como la del 'póntelo, pónselo'»

B. ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL

Ana Mariño se jubiló el pasado mes de julio tras 41 años de trayectoria profesional, 32 de ellos en el CHUF
Ana Mariño se jubiló el pasado mes de julio tras 41 años de trayectoria profesional, 32 de ellos en el CHUF César Toimil

Recién jubilada y premiada por el Grupo de Estudio del Sida, la facultativa alerta del aumento de enfermedades de transmisión sexual como la gonorrea, la sífilis o la clamidia

15 abr 2024 . Actualizado a las 20:10 h.

Tras 41 años de trayectoria profesional —32 de ellos en el Complejo Hospitalario Universitario de Ferrol—, Ana Mariño (Carballo, 1958) colgó su bata blanca de especialista en Medicina Interna el pasado mes de julio. Con la jubilación le ha llegado el descanso, pero también un merecido homenaje por su infatigable trabajo al frente de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del CHUF y su especial dedicación a los pacientes con VIH. El Grupo de Estudio del Sida-Seimc (GeSida) le acaba de conceder su Premio a la Trayectoria Profesional.

— Ante todo, enhorabuena. ¿Qué supone para usted este premio?

— No me lo esperaba para nada y para mí es muy importante, porque es un reconocimiento que me llega de mis compañeros. Jubilarme con este premio me ha hecho muchísima ilusión.

— Usted ha sido una pionera en la atención a los pacientes con VIH. ¿Cómo recuerda aquellos primeros años?

— Fueron años muy ilusionantes, pero también muy difíciles porque al principio no se sabía casi nada del virus y todos los pacientes morían. Eso nos estimulaba para trabajar sin descanso y crear redes con profesionales de otros hospitales en una época en la que eso era mucho más complicado, porque no había Internet.

— Afortunadamente, la situación es totalmente diferente hoy en día. ¿Qué marcó el cambio?

— El punto de inflexión fue la Conferencia del Sida del año 1996 de Vancouver, cuando se presentaron los primeros resultados del tratamiento antirretroviral combinado con tres fármacos. A partir de ahí las cosas fueron mejorando hasta el día de hoy, en el que hemos logrado controlar el virus con una pastilla diaria, sin apenas efectos secundarios y con una efectividad superior al 90 %.

— ¿El hecho de que la infección por VIH se haya convertido en una enfermedad crónica ha librado a los pacientes del estigma?

— Es verdad es que al principio se miraba a estos pacientes con muchísimo más recelo, porque tener VIH se asociaba al consumo de drogas, pero el estigma sigue ahí. Aunque menos que antes, el paciente sigue estigmatizado porque actualmente el VIH se asocia a determinados comportamientos sexuales y al sexo entre hombres, que son cosas que no están del todo normalizadas. Es una enfermedad en la que se juzga el estilo de vida de las personas y eso crea estigma. Sin embargo, nadie estigmatiza a un señor que haya tenido un traumatismo por ir a más velocidad de la debida o a una señora que sufra diabetes por unos malos hábitos de alimentación.

— Últimamente se está hablando mucho del aumento de enfermedades de transmisión sexual debido al auge del «chemsex» (fiestas en grupo con drogas y sexo sin protección), la profilaxis del VIH (tratamientos que evitan el contagio) y una relajación en el uso del preservativo.

— Hay un aumento clarísimo de enfermedades de transmisión sexual. Y cuanto más gente haya infectada, más posibilidades existen de que las cifras vayan a más. Pero no solo por el chemsex o porque se haya perdido el miedo a contagiarse de VIH. También por una falta de información sobre sexualidad y el uso del preservativo entre los adolescentes. Habría que volver a machacar a los jóvenes con campañas tan contundentes como aquellas del ‘póntelo, pónselo' o ‘Sí da. No da' y ofrecerles más información tanto en el instituto como en la familia para frenar ese avance.

— ¿Una persona con VIH a tratamiento no contagia?

— Exactamente. Una persona con VIH que toma el tratamiento y tiene una carga viral indetectable no va a transmitir el virus al tener una relación sexual sin protección, pero sí puede contagiar o contagiarse de otras infecciones de transmisión sexual, como la sífilis, la gonorrea o la clamidia, que van en aumento.

— Mirando atrás, ¿qué balance hace su trayectoria profesional?

— Me siento absolutamente privilegiada porque fui feliz con mi trabajo. Además, en el CHUF encontré un entorno amable y eso es algo no te lo da un edificio, sino las personas con las que trabajas cada día. Por eso, aunque yo no soy de aquí, nunca me quise marchar de Ferrol.