«Vengo del mundo Inditex, nunca imaginé que acabaría de soldadora»

f. fernández FERROL / LA VOZ

FERROL

Helga Pardavila Martínez.
Helga Pardavila Martínez. CESAR TOIMIL

Esta madre de 38 años y tres hijos se reinventa en el sector del metal

19 may 2024 . Actualizado a las 13:19 h.

La ferrolana Helga Pardavila Martínez tiene tres hijos. Uno de 19; otra que va a cumplir 16 y el pequeño, de 4. Toda una madraza que, a sus 38 años, parece haber encontrado al fin su lugar en el mundo laboral. Desde el 9 de abril forma parte de la plantilla de la empresa Windar en el astillero de Navantia en Fene: «Soy feliz en el trabajo», confiesa.

—¿Cómo llegó a Windar?

—En septiembre empecé a estudiar soldadura con ellos.

—¿Soldadura?

—Me contaron que Windar estaba haciendo unos cursos de arco sumergido, que es un tipo de soldadura para eólica marina que muy pocos profesionales conocen. Se traen a la gente de Rusia, de México y de Lituania; aquí no la hay porque hasta ahora no se hacían trabajos de offshore. Hice el curso, saqué muy buenas notas, y así empecé. Fui la primera mujer de arco sumergido que cogieron para trabajar en As Pías (Fene). Me mandaron a Avilés a hacer prácticas, pero pedí el cambio para Ferrol y ahora soy técnico de calidad de soldadura.

—¿Y antes de Windar? ¿Qué hacía?

— Me tuve que reciclar del todo. Hice la ESO y primero de bachiller porque tenía que hacer algo, pero no me gustaba y lo dejé. No había ningún ciclo que me motivase, lo típico. Al mismo tiempo, empecé a trabajar muy jovencita, con 17 años, de dependienta en Bershka. Le dediqué toda mi vida a Inditex hasta que cumplí 34. En el 2014 me fui al centro logístico de Pull en Guadalajara, pero mi padre enfermó y me tuve que volver para Ferrol. Como no me dieron el traslado, tuve que buscar trabajo y lo encontré en Estrella Galicia, en A Coruña, y se me abrieron muchas puertas. Empecé a hacer cosas que no pensé que haría nunca. En Estrella Galicia se cobra súper bien, pero quería estar cerca de casa y tuve esta suerte de entrar en Windar.

—¿En qué consiste su trabajo de técnico de calidad de soldadura?

—Tengo que hacer un montón de cosas, como anotar el tipo de soldadura que hace cada soldador, que no tengan grietas por dentro, saber lo que hicieron bien, lo que está mal...

—¿Echa de menos soldar?

—Me gusta muchísimo. A veces miro a mis compañeros y lo echo de menos, pero llevo mal trabajar con la radial.

—Usted participa en las charlas de Asime en los institutos para captar jóvenes talentos para trabajar en el sector del metal.

—Me dijeron si podía dar unas charlas, y me parecieron maravillosas. Ojalá las hubiera habido en mi época porque me hubiera ahorrado 20 años. Con casi 40 y tres hijos me puse a estudiar de nuevo, fue duro, pero ahora soy feliz en el trabajo que tengo. Tengo tres niños, uno va a hacer carrera; y la del medio no tiene ni idea de lo que quiere hacer, un día piensa una cosa y al siguiente, otra. Y yo le digo que hay este y este ciclo, un mogollón de opciones que antes no había o, si las había, no lo sabíamos. Además, la sensación era ¿cómo iba a ser soldadora o técnico de calidad si eso era de hombres? Pero estoy muy contenta donde estoy, no siento para nada que me traten distinto, soy una más. Aunque en taller soy la única mujer.

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—¿Y qué le preguntan los estudiantes?

—Me aplauden, se ponen locos, me lo paso genial con ellos porque se vienen arriba. Les empiezo a contar que empecé cobrando 300 euros en Bershka de dependienta, les digo la verdad para que se sepan lo que hay. Luego que cobraba un poquito más en almacén, donde ya tenía un poco más de vida porque trabajaba de lunes a viernes... Pero lo primero que les pregunto es en qué creéis que trabajo. Suelo ir arreglada a propósito, me miran fijamente y siempre soy fiscal, policía o guardia civil. Cuando les digo que soy soldadora empiezan a gritar, a volverse locos, ¡no se lo creen!

—Trabaja en un sector que precisa mucha mano de obra, ¿la ha tentado otra empresa?

—¡No saben cómo vamos a hacer de la cantidad de gente que se necesita! Ha subido muchísimo la producción y es una locura. Estoy haciendo algún curso y escuchas cosas como ‘mira, hay una chica que tiene arco sumergido', pero saben que estoy muy contenta. De Windar no me voy. Si puedo, me jubilo en As Pías.

—¿Alguien de su familia trabajó en los astilleros?

—Mi padre está superorgulloso, porque trabajó toda su vida de soldador en Imenosa, que ahora es de Windar. Vengo del mundo Inditex, nunca me hubiera imaginado acabar de soldadora. En mucho menos tiempo me ha demostrado más esta empresa conmigo personalmente que otras en todos los años que llevo trabajando... No la cambiaría.