De Narón a Tailandia para impulsar escuelas de buceo: «Un paraíso al que me llevo callos y lentejas»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NARÓN / LA VOZ

FERROL

La naronesa Paula Sánchez en Tailandia, con dos de sus perros.
La naronesa Paula Sánchez en Tailandia, con dos de sus perros. Cedida

Paula Sánchez montó su vida hace once años con su marido en Koh Lipe, donde esta nacida en Xuvia es la única DJ de música latina

25 ago 2024 . Actualizado a las 15:31 h.

Solo se vive una vez. Lo sabe muy bien Paula Sánchez, una naronesa que ha cumplido los sueños de muchos mortales. Hace 11 años se marchó con su marido Samuel Andrés Martínez a Koh Lipe, una isla de Tailandia de solo cuatro kilómetros de longitud. Allí se han puesto al frente de dos escuelas de buceo como son Pura Vida Koh Lipe y Ocean Republic. Y además son socios de Pura Vida Amed en Bali. «Mi vida allí es el paraíso, rodeada de arena y agua cristalina, como una piscina infinity con peces de colores y agua a 30 grados», afirma esta mujer nacida en Xuvia hace 48 años. Se trata además de la única DJ latina en esta isla. Y desde allí, solo echa de menos a familia y amigos. «Vengo todos los meses de agosto a Narón y me llevo 30 kilos de comida, para hacer en Tailandia callos, lentejas o tripas», asegura entre risas.

Paula Sánchez en Bali, donde también es socia de otra escuela de buceo.
Paula Sánchez en Bali, donde también es socia de otra escuela de buceo. Hao

Paula tuvo la infancia de tantas chicas de su edad. Fue al colegio Ponte de Xuvia, después a O Feal, al instituto de As Telleiras o al CIFP Leixa. Estudió Anatomía Patológica y vivió once años en Canarias. Justo ya en las islas, «España estaba entrando en crisis y decidimos vender la casa además de traspasar el negocio, en Tailandia ya habíamos estado cinco veces y de esta vez nos fuimos definitivamente». Admite en ese sentido que «ahora a Galicia vengo de vacaciones como estos días pero no para quedarme».

Pura Vida Koh Lipe está más enfocado a turistas españoles y latinos, Ocean Republic a los de habla inglesa. «Yo buceo solo cuando van mis familiares y amigos, como mi madre o mi sobrina, pero me ocupo de la administración y tema de bancos de estas escuelas; mi marido sí que es un loco del buceo, pero como tenemos muchos trabajadores ahora se enfoca más a grupos para hacer fotografía acuática», explica Paula. Samuel se encarga de viajar de vez en cuando al Pura Vida Amed de Bali, «al que puedes llegar el mismo día si sales de aquí por la mañana, nuestra isla es la última de Tailandia y está a poco más de una hora de la primera de Malasia (Langkawi), desde allí vas a Kuala Lumpur y a Bali».

Paula Sánchez, en unas Navidades en Pura Vida Koh Lipe
Paula Sánchez, en unas Navidades en Pura Vida Koh Lipe

Gallegos por el mundo

Estas escuelas del buceo se dirigen a turistas: «Antes de la pandemia el 90 % eran españoles y latinoamericanos, ahora están igualados con los de habla inglesa». Recalca que «en once años conocí a diez gallegos que vinieron de vacaciones desde mi tierra... la mayoría de los gallegos vienen desde Londres, Australia o Berlín porque trabajan fuera».

La isla de Tailandia en la que vive Paula con su marido, donde llevan dos escuelas de buceo.
La isla de Tailandia en la que vive Paula con su marido, donde llevan dos escuelas de buceo.

Paula define a Koh Lipe como «una isla muy pequeña y cara, le llaman las Maldivas de Tailandia, no ves coches, el agua está de 30 a 33 grados (en Galicia está demasiado fría), puedes encontrar al tiburón ballena... la vida es como en una familia». Paula y Samuel tienen tres perros, por lo que se turnan para viajar a España. Y tras pasar unos días en Xuvia, ella anda ahora con su hermano por Oporto, subirán el sábado al Náutico de San Vicente y se reunirán con toda la familia en Viana do Castelo.

De Galicia se lleva jamón, chorizo, habas. «Lo que tampoco encuentro en Tailandia es marisco rico porque el mar está muy caliente, en Ferrolterra me paso cinco días tomando nécoras y percebes». Destaca Paula que «mi vida allí es muy diferente, yo no tengo hijos, trabajo siete meses y el resto del año es relax». Se confiesa «feliz». Y se le nota.