Belén Reimondo, empresaria de Ferrol que superó un cáncer: «No entendía por qué me había tocado a mí si llevo una vida sana, hago deporte, no fumo...»
FERROL
La dueña de Belén Cars recibió recientemente el alta tras un año aciago en el que tuvo que lidiar con un tumor de mama
27 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Belén Reimondo Fernández, propietaria del negocio de compraventa de vehículos de segunda mano Belén Cars, quiere contar que ha superado un cáncer de mama. Durante el último año ha descubierto que su cabeza es incluso más fuerte de lo que pensaba: «La actitud positiva ayuda un montón».
—¿Cuándo le dijeron que tenía cáncer?
—Hace ahora un año.
—¿Se lo descubrió usted?
—No. Hay cosas para uno, porque a mí no me tocaba todavía la revisión ginecológica. Pero en agosto, mi hija se tenía que poner un corrector en la boca y decidí adelantar mi cita con el oculista y el ginecólogo para que no se me juntara con el final de año en Belencars. Diciembre suele ser un mes de mucho trabajo. Llamé a mediados de septiembre y me dieron cita para finales. Voy a un ginecólogo privado un viernes, me hace una mamografía y me dice ‘ven que tengo que comentarte algo, tienes un pequeño bultito debajo del pezón'. El lunes ya me llamaron del Marcide para darme cita para una mamografía y un TAC. Tenía un bultito de nueve milímetros y entré en quirófano el 7 de noviembre con un tumor de 2,8 centímetros en estadio dos y ganglios afectados.
—¿Cómo fue ese momento en que le confirman que tenía cáncer?
—Malo, porque yo pensaba que no iba a ser nada. Fue el primer bajón. Vino mi madre conmigo y el cirujano me dijo ‘tiene mal pronóstico'. Me quedé pegada. Pero me dijo que no me preocupara y me recomendó quitarme el pecho. Me vine abajo. Pensé ‘esto no me puede pasar a mí'. Con una empresa funcionando, una niña maravillosa, soy una buena persona, deportista, no soy fumadora, soy muy estricta con la alimentación... Salí y le dije a mi madre, ‘no me puede pasar a mí mamá'.
—¿Tuvo miedo?
—Tuve miedo, pero sobre todo sentí enfado, frustración...
—¿Tiene antecedentes familiares?
—Una tía, pero lo mío era un cáncer hormonal.
—¿Qué pasó tras la operación?
—Me quitaron el pecho y el resultado del análisis detectó un ganglio afectado. La oncóloga me dijo que tenía que darme 16 sesiones de quimio y 15 de radio. Me quedé muerta. Aunque la médica me dijo que no me preocupara, que iba a estar apoyada, que me mantuviera activa, que caminara... En ese momento, hacía deporte, me gusta correr, y se me cayó el mundo.
—¿Siguió haciendo deporte?
—Sí, estuve cuatro meses sin correr, pero caminaba y hacía deporte en casa.
—Tuvo que dejar el trabajo...
—Estuve de baja un año, sí, pero supervisaba todo desde casa, no dejé que Belén Cars se viniera abajo. Una de las cosas que me ayudaron a recuperarme fueron los clientes, quedaba con ellos, los veía en la calle, jamás me vi tan apoyada. Tengo una segunda familia. Voy a estar agradecida toda la vida.
—¿Se metió en la asociación contra el cáncer?
—Fui a alguna charla, pero me venía abajo y decidí que eso no era para mí. Intenté mantenerme alejada en todo momento porque llegaba a casa muy negativa. A partir de ahí me arreglé todos los días, salía a la calle... Y en pleno tratamiento de quimio me propuse un reto: hacer una andaina de 50 kilómetros en Brión. Me quise demostrar que el cáncer no me iba a tumbar. Me llevó doce horas, pero llegué a la meta. Me sentí como una campeona y ahí decidí que escribiría un libro para contar que se puede salir de esto.
—No todo el mundo es tan fuerte...
—Siempre fui un terremoto. La mente me puede más que el físico. Me muevo por retos, soy muy ambiciosa en los objetivos.
—¿Cómo estaba tras la quimio?
—El día que tocaba tratamiento estaba ocho horas en el hospital cada semana y ese día sí que acababa muy cansada. El pelo se me empezó a caer a partir de la tercera sesión y me lo rapé, me compré una peluca natural, me puse mona todos los días y para adelante.
—¿Ocho horas en el hospital?
—Sí, te hacen pruebas, te pasa consulta la oncóloga, pero también tienes que esperar porque no hay sillas para todo el mundo de la cantidad que gente que hay. Te dan número y tienes que esperar. Pero me lo tomé por el lado positivo: somos mucha gente, no soy el único caso, hay muchos avances... Lo que pasa es que ves de todo, a mucha gente triste... Intentaba mantenerme desconectada de ese sentimiento.
—¿Necesitó ayuda psicológica?
—De momento no, pero tengo que decir que lo pasé muy mal porque no entendía por qué me había tocado a mí. Piensas, qué hice mal. Intento llevar una vida sana, me cuido, no fumo, no bebo... No llegas a entenderlo.
—¿Ha cambiado su forma de pensar tras superar un cáncer?
—Le resto importancia a muchas cosas. Lo importante es estar, estar bien, poder ver a tu hija...
—Ahora querrá trabajar menos y disfrutar más de la vida...
—Todo lo contrario. Mis retos son profesionales y luego escribir un libro animando a la gente a mantenerse activa, a hacer deporte, que salga a la calle, que no deje de sonreír...
—¿Tiene miedo a que vuelva a aparecer un tumor?
—Tengo miedo a que me pueda parar la vida.