«Fue todo muy violento y muy rápido, dejaron tirados el machete, ropa y la funda de la catana y el cristal lo rompieron peleando, no con la furgoneta»

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

FERROL

Cristal roto de la cafetería Avenida de Ferrol
Cristal roto de la cafetería Avenida de Ferrol César Toimil

Emilio Vázquez, propietario del café ante el que se produjo la reyerta, cuenta que uno de los grupos llevaba un niño que dejaron a cargo de otra persona para participar en la riña

01 nov 2024 . Actualizado a las 22:55 h.

Cuando se produjo el ajuste de cuentas ante el café Avenida de Ferrol estaban trabajando dos camareros con su jefe, el hostelero Emilio Vázquez. Era la noche del Samaín y no había mucha gente en el local, pero en un segundo se les llenó de personas aterrorizadas por lo que estaba sucediendo en la calle: «La gente que estaba en la acera vio la catana y la pelea, hubo gritos y pánico así que entraron a refugiarse y nosotros tratamos de ayudar a todos», cuentan todavía muy conmocionados por el suceso. 

«Fue todo muy violento y muy rápido, dejaron tirados en la acera el machete, ropa y la funda de la catana y el cristal lo rompieron peleando, no con la furgoneta, fue antes de que llegasen», relatan ante una luna que a primera hora de la tarde ya estaba reparada. Casi todos los viandantes se detienen a ver las múltiples manchas de sangre en la acera. Un reguero que continúa hasta la calle Cedeira de Recimil y que incluso condujo a los investigadores a la furgoneta usada en el atropello. 

Nadie se sienta este viernes en la mesa que estaba detrás del cristal roto en la pelea: «Tuvimos suerte, porque ahí estaba una familia con un niño, cuando saltaron los cristales se retiraron rápidamente y no hubo heridos», detalla un trabajador del local muy apesadumbrado porque conoce a alguno de los participantes en el ajuste de cuentas. Viven muy cerca, en las viviendas de Recimil, y a veces entran con la familia a tomar un café con churros. También por eso miden las palabras, porque el jueves en la pelea comenzaron cuatro y en pocos minutos llegaban decenas de personas desde los túneles que comunican un barrio, conocido como las casas baratas, hacia la céntrica plaza de España. Gente que conocen de vista y que hasta ahora nunca habían visto con una actitud tan violenta.

La explosión de ira fue tal que algunos de los participantes estaban en la calle con un niño y lo dejaron a cargo de otra persona para meterse en la pelea. «No sabríamos decir qué fue antes, pero vimos a uno con un machete, a otro tratándose de defender tirando una silla... después llegó la furgoneta, se agredieron con la catana, con el machete y se marcharon tan rápido que no les cerraba la puerta y se largaron con ella abierta», relata el responsable de un café, que reconoce que no ha dormido.