«Si un niño no quiere ir al cole, no come y no duerme, puede sufrir acoso escolar; el 26 % de los alumnos lo padece en Galicia»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NARÓN / LA VOZ

FERROL

Emilio Tresgallo con su libro «Terpeno», ayer en la Central Librera de Ferrol.
Emilio Tresgallo con su libro «Terpeno», ayer en la Central Librera de Ferrol. JOSE PARDO

El profesor y pedagogo Emilio Tresgallo, especialista en «bullying», presenta su último libro el día 11 en Narón; y alerta sobre el papel de «los espectadores que callan, porque son igual de culpables»

04 dic 2024 . Actualizado a las 17:56 h.

Como una lacra en el patio del colegio, uno de cada cuatro niños sufre acoso escolar en Galicia. A esta conclusión llegó el maestro, pedagogo, orientador e investigador Emilio Tresgallo, tras realizar un estudio con 1.995 alumnos para su tesis doctoral. «El 26,4 % de los alumnos padecen acoso, más del 28 % son agresiones verbales y el 20 % físicas, un 49 % de los agresores lo suben a Youtube y un 14 % a páginas web», indica este docente con décadas de experiencia en Ferrol, que presenta su libro Terpeno el día 11 en la biblioteca de Narón. Asegura además que «estas situaciones cada vez se dan más temprano, ya a partir de primero de Primaria».

Sus investigaciones le han llevado a detectar los síntomas del menor que sufre acoso: «Si un niño no quiere ir al cole, no come y no duerme, puede sufrir acoso escolar; si tiene miedo a salir a la calle por ver a los compañeros, si baja su rendimiento escolar». Recuerda que hay casos de bullying que acaban en el suicidio de la víctima, como ocurrió con Jokin Ceberio. Y echa de menos una evaluación del protocolo contra el acoso en los centros educativos, «hay casos que no salen a la luz en centros privados o concertados por miedo a perder la matrícula».

Este doctor en Pedagogía (que imparte charlas, creó el proyecto Tresgallo-Bullying-Cero y es padre de un profesor) dirige un trabajo de fin de máster en la Universidad de Valencia y es considerado «el pedagogo de la juventud». Tras veinte años trabajando en esta temática, publicó desde 2020 los libros Acoso Escolar: los grandes peligros de las redes sociales (Pirámide) prologado por Javier Urra y Miguel Ángel Revilla, Poniéndole cara a la violencia (SM), y Terpeno («novela de cuatro chavales en la costa de Cantabria, donde yo nací, que se hacen con la carga perdida de tabaco de contrabando de un barco, y que aborda temas como la familia o la falta de comunicación»).

En sus trabajos en los centros, Emilio Tresgallo ha observado que «el acoso se suele dar en víctimas con pocas habilidades sociales, y es cometido por agresores con falta de empatía que proceden de familias donde faltan normas». También considera que «los espectadores que no hacen nada son culpables, si estamos con gente que roba en un banco y nos callamos somos cómplices». Sus libros son muy visuales para nativos digitales (pueden comprarse en librerías de la comarca o por Internet), donde la comunidad educativa identifica la sintomatología «como no ir al cole o salir de casa pero después desviarse, llegar con sus pertenencias rotas, además todo se complica con los móviles y la inteligencia artificial». Cuando la situación se agrava, «el alumno puede hacerse cortes en su cuerpo que tapa con la ropa, indicio de ideación suicida».

Síndrome domingo por la tarde

Otro síntoma es el «síndrome del domingo por la tarde donde se siente angustia pensando en qué prepararán mañana sus agresores, incluso con dolores físicos». En el perfil del acosador, «hay niños en Infantil que ya prometen, que agreden como fruto de una familia que no aplica límites y que no da ejemplo». Y alerta sobre las redes sociales «donde se suben vídeos de las agresiones y ha aparecido el sexting». Los agresores aparecen así como «egocéntricos que se rodean de una camarilla y buscan víctimas vulnerables (que están solas), ya de más mayores difunden bulos muchas veces por envidia (porque a veces agresor y víctima han sido amigos antes)». En el colectivo LGTBI, «el 30 % tuvieron ideas suicidas por vivir ese bullying».

Gran impacto tiene «el silencio de los secuaces, callan para que no les toque a ellos o para que no los tachen de chivatos, pero incluso hay espectadores que animan al agresor». Tresgallo, que tiene como símbolo un gallo que alerta del acoso, pide al profesorado «que no piense que esto se soluciona entre los niños». Avisa del peligro de compartir imágenes comprometidas con el móvil. Y a las familias de las víctimas no recomienda cambiar de centro sino exigir a su colegio que aplique los protocolos. Si alguna víctima o sus familias quieren contactar con este especialista, está disponible en el correo electrónico emiliotresgallo@yahoo.es.