Carlos, Gisela y Uxía, tres vidas tocadas por el cáncer y unidas por el voluntariado: «Aprendes a valorar mucho más lo que tienes»

BEATRIZ ANTÓN FERROL / LA VOZ

FERROL

De izquierda a derecha, Gisela, Carlos y Uxía, este jueves en la cuestación contra el cáncer en Ferrol
De izquierda a derecha, Gisela, Carlos y Uxía, este jueves en la cuestación contra el cáncer en Ferrol JOSE PARDO

Él tuvo un tumor cerebral y ellas perdieron a allegados por la enfermedad. Ahora apoyan a pacientes y familiares como colaboradores de la AECC

09 may 2025 . Actualizado a las 13:05 h.

Como es habitual a principios de mayo, los concellos de la ría ferrolana se llenaron este jueves de chalecos verdes en busca de apoyos económicos para alimentar la tradicional cuestación anual de la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Y entre ellos no faltaron los que se enfundaron Carlos Naveiras, Gisela Berenguel y Uxía Alonso, tres veinteañeros que a primera hora de la mañana ya estaban en la mesa instalada en la plaza del Callao de Ferrol, con la mejor de sus sonrisas y la hucha en la mano. «Para que luego digan que los jóvenes no son comprometidos... ¡No estoy de acuerdo! ¡No es verdad!», proclamaba a su lado Adela Bastón, coordinadora de voluntariado en la AECC de Ferrol.

Carlos, Gisela y Uxía forman parte del sector más joven del grupo de voluntarios con los que la entidad cuenta en la comarca (un batallón formado por unas 120 personas, de 17 a 89 años de edad). Y los tres decidieron aportar su «granito de arena» a la sociedad tras el impacto que de, una u otra manera, tuvo el cáncer en su vida.

De los tres, el único que lo sufrió en carne propia fue Carlos, un joven de Neda de 25 años a quien en junio del 2022, con solo 22, le diagnosticaron un meduloblastoma, un tipo de cáncer cerebral. «Fue un shock, pero al mismo tiempo también supuso un alivio, porque llevaba ya un tiempo con muchas pruebas y sin saber lo que me pasaba», rememora Carlos, quien pasó por tres cirugías para extirparle el tumor y varias sesiones de quimioterapia y radioterapia.

El 25 de mayo del 2023 le dieron el alta y desde entonces asegura que vive de otra manera. «Para mí fue una experiencia de vida brutal, una lección de vida inolvidable que me enseñó a vivir con más intensidad el día a día, a disfrutar de cada momento y a valorar mucho más todo lo que tengo, sobre todo, en mi caso, a mi madre, que fue mi gran apoyo», dice Carlos.

Los tres jóvenes iniciaron la jornada en la mesa instalada en la plaza del Callao
Los tres jóvenes iniciaron la jornada en la mesa instalada en la plaza del Callao JOSE PARDO

Precisamente en busca de apoyo psicológico y emocional fue como terminó llamando a la puerta de la AECC, por recomendación de su médica de atención primaria. «Me quedé sorprendido de todo la ayuda y todos los servicios que prestan a pacientes y familiares, quise colaborar, y a los pocos días de recibir el alta, en junio del 2023, ya me hice voluntario», rememora.

Esa nueva faceta como colaborador de la AECC lo llevó a participar en una mesa de prevención en el campus de Ferrol en septiembre del 2023. Y fue allí donde entregó un folleto sobre la asociación a Gisela, otra de las protagonistas de esta historia, sin sospechar que terminarían siendo compañeros de voluntariado.

Por aquel entonces, esta joven de 21 años se estrenaba como estudiante de Enfermería en la universidad y lidiaba con el dolor de ver cómo su abuelo Francisco se apagaba día tras día. «Falleció al poco tiempo, a los 63 años y solo cuatro meses después de que le diagnosticaran un cáncer de páncreas en estadio 4, con metástasis. Para mí fue un jarro de agua fría porque estaba muy unida a él y no esperaba que se muriese tan joven ni tan rápido», cuenta Gisela, quien a raíz de aquella pérdida y del folleto que le entregó Carlos se hizo voluntaria de la AECC.

«Perder a un ser querido por el cáncer te hace más sensible a esta enfermedad y todo lo que conlleva. Yo intento ayudar en lo que sea, ya sea en una mesa informativa, una charla antitabaquismo o una ginkana para los pacientes... Es algo que me llena muchísimo», apunta Gisela sin despegarse de las huchas en las que este año recaudan fondos para la investigación, con el objetivo de alcanzar el 70% de supervivencia en el 2030.

«Yo ya perdí a mi abuelo, pero sé que él se sentiría orgulloso si viese que colaboro con una asociación que ayuda tanto a los pacientes y trabaja para que ni ellos ni sus familiares se sientan solos», comenta.

A su compañera Uxía el cáncer le dejó huella porque se llevó la vida de una compañera de clase, Vanesa López, que falleció en el 2022, con solo 23 años, a causa de un linfoma no hodking. «Nunca piensas que el cáncer te puede tocar, ni a ti ni a tu entorno, y menos siendo tan joven. El caso de Vanesa me impresionó muchísimo porque fuimos compañeras de clase en la ESO, en el instituto Sofía Casanova. Fui a ver el documental que le dedicaron, Vanesa, una lección de vida, y me abrió los ojos. Descubrí la gran labor que realiza la Asociación Española contra el Cáncer, que es increíble, y al poco tiempo me presenté allí para hacerme voluntaria», cuenta esta joven volcada en la preparación de unas oposiciones, pero que siempre encuentra hueco para arrimar el hombro en la AECC. Y al preguntarle por lo que más valora de esta asociación, no lo duda: «Lo más importante es el apoyo incondicional que prestan a los pacientes y a sus familiares, que también lo necesitan».

Un diagnóstico cada dos minutos

En España se diagnostica un nuevo caso de cáncer cada dos minutos. Y a nivel global se estima que «uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres tendrá cáncer a lo largo de su vida», advierte la AECC. Con el objetivo de avanzar en la investigación y cambiar esta realidad, la entidad realizó este jueves una cuestación que conllevó un gran despliegue. La campaña movilizó a cerca de 70 voluntarios y se llevó a cabo en veinte mesas instaladas en Ferrol, Narón, Fene y Neda.