El caso del joven acusado de matar a patadas a su padre en Narón ya está en la recta final para juicio

Bea Abelairas
B. abelairas FERROL / LA VOZ

FERROL

Edificio de los juzgados de Ferrol.
Edificio de los juzgados de Ferrol. CÉSAR TOIMIL

Los abogados han recibido el auto de la apertura de la vista oral

08 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Los abogados ya han recibido los auto de apertura de juicio oral para el caso del joven acusado de matar a su padre a patadas en Narón hace poco más de un año. Se celebrará mediante un jurado popular en la Audiencia Provincial de A Coruña en los próximos meses. Poco después del del crimen de Cabanas. En abril se cumplió un año desde una agresión que tuvo lugar un domingo, cuando el encausado regresaba de una noche de fiesta. Visitó a una hora intempestiva la casa de su padre un poco alterado y el hombre reaccionó dándole dinero para que fuese a desayunar en un intento por calmarlo, pero él siguió bebiendo en un bar a la vuelta de la esquina. Cuando regresó a la casa de su progenitor, el encausado sufría un ataque de ira tal que pateó a su padre hasta dejarlo en una agonía mortal ante su abuela, que le imploraba que se detuviese. De hecho, falleció menos de una semana después en el hospital.

En prisión desde abril

El 3 de abril del 2024, el joven ingresó en prisión. Una parte de la familia ha contratado los servicios del penalista coruñés José Manuel Ferreiro, que llevó la defensa de Alejandro Míguez, uno de los jóvenes declarados culpables de asesinar a Samuel Luiz y para el que consiguió que lo absolviesen tras una primera sentencia condenatoria. Por la otra parte, el letrado penalista Alejandro Seoane ejercerá la acusación particular contra el joven, para el que solicitará una condena por asesinato.

En su escrito de conclusiones provisionales, Alejandro Seoane Pedreira, que representa a la hermana del acusado e hija de la víctima, asegura que los hechos son un asesinato agravado porque concurren las circunstancias de alevosía, ensañamiento, parentesco y apela a la condición de «víctima especialmente vulnerable». Es precisamente, esta última circunstancia, según destaca Seoane, la que podría conllevar la imposición de la máxima pena privativa de libertad que contempla el Código Penal español: la prisión permanente revisable.

Un hombre de 66 años

Según expone el escrito, el joven se presentó a primera hora de la mañana en la casa de su padre para pedirle dinero para «ir a tomar algo», y su progenitor le entregó 20 euros. Después, acudió a un bar donde permaneció varias horas, y regresó al domicilio paterno, en el que su padre, de 66 años y con múltiples patologías crónicas, se encontraba descansando en la habitación. Entró en la estancia y, sin que mediara discusión alguna, inició una agresión física «repentina» sobre su padre, «con el objetivo de terminar con su vida», con fuertes golpes en la cabeza. La acusación particular expone que el hombre se encontraba en una situación de «debilidad extrema», lo que a juicio del penalista origina que deba ser considerada una víctima especialmente vulnerable, ya que «carecía de capacidad alguna para defenderse».

Además de la pena de prisión permanente revisable, se solicita una indemnización de 100.000 euros en favor de la hija del fallecido, en concepto de perjuicio personal básico y daño moral.

La acusación particular ejercida por otra hija pide prisión permanente

La defensa de la acusación particular solicita la pena de prisión permanente revisable para este joven de 27 años, que está acusado de matar a su padre en una brutal agresión ocurrida en Narón el 31 de marzo del 2024, cuando tras acudir a la casa de su padre y pedirle 20 euros para ir a tomar algo, regresó al domicilio y terminó, presuntamente, con la vida de su padre propinándole múltiples puñetazos y patadas en la cabeza. El letrado del acusado baraja usar el resentimiento que sentía el acusado hacia su padre.

En este sentido, presentará pruebas de que lo maltrató tanto a él como a su madre durante años cuando el acusado era niño. También alegará que estaba completamente ebrio cuando lo agredió. De hecho, los primeros psiquiatras que lo evaluaron tras su arresto incidieron en este punto, ya que no cesaba de repetir que quería matar a su padre. Sin embargo, se le han practicado otras pruebas en los últimos meses que no dejan claro si el joven tiene un trastorno que pueda considerase como un atenuante. El fallecido tenía 66 años y apenas pudo defenderse de un ataque que fue especialmente violento. Los informes forenses serán una de las claves del juicio.