Carmen Valero

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

Tres de los más grandes atletas de los años setenta: los recordados Pepe Haro (ganador junior del Cross de las Naciones), Carme Valero (doble campeona del mundo) y Mariano Haro (cuatro veces subcampeón mundial).
Tres de los más grandes atletas de los años setenta: los recordados Pepe Haro (ganador junior del Cross de las Naciones), Carme Valero (doble campeona del mundo) y Mariano Haro (cuatro veces subcampeón mundial). Albert Figuerola

22 jun 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Ahora los relojes, aunque no siempre son tan bonitos como los de antes, funcionan, por lo general, con una precisión que asusta. Y los calendarios avanzan con una determinación implacable. Pero estoy seguro de que ustedes recordarán perfectamente, como también yo lo recuerdo, aquel otro tiempo en el que los veranos eran casi interminables, en el que todas las personas que más queríamos estaban aún en este mundo y en el que el sabor de las cerezas —pongo las cerezas como ejemplo, pero podría poner cualquier otro...— se parecía mucho a la felicidad misma.

En contra de lo que habría sostenido San Martiño de Dumio —permanentemente empeñado en advertirnos de que los días de la semana, desde el fondo de las edades, tienden a celebrar, por este orden, a la Luna, a Marte, a Mercurio, a Júpiter, a Venus y a todos sus amigos—, por aquel entonces siempre era sábado, salvo cuando era domingo. Y en la Tierra de Escandoi florecían toda clase de maravillas, desde los cuentos ilustrados que nos traían de Ferrol hasta las potrillos que iban a la feria de As Pontes siguiendo a sus madres.

A. F.

Carmen Valero ya brillaba entonces en lo más alto del atletismo mundial, como brillaba también Mariano Haro —no se olvide que, por aquellos años, el atletismo era una metáfora de la existencia y una escuela de valores, en realidad un género literario que casi no precisaba de palabras—, y nosotros la veíamos correr a ella —a ella, y al propio Mariano, y a Álvarez Salgado— en una televisión en blanco y negro que también era todo magia. Ellos nos enseñaron qué es de verdad una leyenda. En Escandoi aún había trigo en los campos.