Inquietud en Ferrolterra por el alto riesgo de incendio: «Hai moitos cartos en xogo no monte»

ANA F. CUBA FERROL / LA VOZ

FERROL

El fuego arrasó más de 450 hectáreas en la zona de Ponzos, en Covas, en abril de 2017
El fuego arrasó más de 450 hectáreas en la zona de Ponzos, en Covas, en abril de 2017 ANGEL MANSO

Narón, Fene, Neda, Ares y Mugardos continúan este miércoles en situación de elevado peligro

06 ago 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo el norte del norte se salvó del alto riesgo de incendio ayer en la comarca. Cariño, Mañón y Ortigueira se tiñeron de verde (moderado) en el mapa con el que la Xunta informa a diario del peligro de fuego forestal en Galicia. El resto de municipios de Ortegal, Ferrolterra y Eume aparecían en amarillo (alto), con siete en naranja (muy alto): Ferrol, Fene, Ares, Mugardos, Cabanas, Monfero, Moeche y A Capela. La situación mejorará este miércoles, con todos los concellos en verde salvo Narón, Fene, Neda, Ares y Mugardos.

Los propietarios forestales observan con inquietud cómo arden cientos de hectáreas en otros puntos más al sur de la comunidad. «O outro día, vendo A Cañiza poñía os pelos de punta, a xente fóra das casas, todo iluminado arredor...», comenta Francisco Calaza, presidente de Fomento Forestal, un colectivo que agrupa a unos 300 productores de varios municipios y que lleva años vigilando el monte para prevenir las llamas. De junio a septiembre, las brigadas vecinales peinan el territorio a la caza de pirómanos o despistados.

«O 99,99 % son intencionados, hai poucos lumes que sexan por casualidade», sostiene Calaza. Reconoce que se despierta por las mañanas «con medo a ver fume». «O lume, canto máis rápido o atallas, mellor; se crea unha fronte é máis perigoso e se os dispositivos están noutro lado, peor aínda», añade sobre la dispersión de los medios. No entiende «cómo Monfero, sendo municipio de alta montaña, declarado de alto risco e coas Fragas do Eume aí, deixou de ter helicóptero. Nunca se debeu ir da base de Queixeiro. Se a Xunta tanto quere o parque natural, merecería ter algún [medio aéreo] aquí». Tampoco comprende «como hai xente que ten montes e que non coopera» en las rondas que realizan a diario los voluntarios. Igual que ocurre en As Somozas, por iniciativa de Promaso, con 70 vecinos, por turnos, recorriendo la zona.

«Hai moitos cartos en xogo no monte», subraya Calaza. «Muchísimos», apuntala Mercedes Loureira, al frente de la asociación de propietarios de Cedeira (Promace). «La gente está preocupada y por eso van a vigilar», indicaba ayer, justo cuando empezaron a funcionar las patrullas de voluntarios. A los concellos también les preocupa. El alcalde de Valdoviño, Alberto González, recuerda «el último gran incendio de la comarca, en Covas [Ferrol]». El fuego declarado en O Val (Narón) acabó devorando la ladera de Ponzos, más de 450 hectáreas y vecinos desalojados.

Franjas y parcelas con maleza

«Si en vez de ir hacia el sur se mueve hacia el norte, Meirás estaría muy afectado, porque no se había podido limpiar, no había dejado [la Xunta] por estar en Red Natura 2000», señala el regidor. González pide a la Xunta que «agilice los trámites para la limpieza de parcelas, aunque no estén en las franjas [de protección frente al fuego]». Incide en que los concellos tienen las manos atadas en el caso de fincas particulares. «Hay muchos propietarios desconocidos, herederos, gente a la que no localizas, que no recoge la documentación...», explica, y alerta de que la maleza es el mejor combustible. A un vecino que obvió los requerimientos le han impuesto una multa coercitiva por tres mil euros.

Por eso Enrique Otero, presidente de la comunidad de montes vecinales Penagrande, que gestiona más de 900 hectáreas (más de 700 de pinar y algo de eucalipto) en la parroquia de Grañas do Sor (Mañón), está tranquilo: «Temos todo o monte acondicionado, facemos desbroces e está todo limpo. Pode xurdir lume en calquera momento, pero o risco redúcese moito entre o pastoreo e os traballos que se fan desde hai uns anos».

Araceli Taracido, coordinadora de la vigilancia vecinal: «En Cedeira se vive mucho del eucalipto, más que del mar»

Este es el segundo verano que Araceli Taracido, vecina de Cedeira y directiva de Promace, coordina las patrullas de vigilancia de los montes. Este año comenzaron ayer, por el elevado riesgo de incendio, «por la temperatura y el viento», con colaboración del Concello —costea el combustible de los vehículos, veinte euros por jornada— y coordinados con el distrito forestal. «Hay 18 parejas apuntadas, he llamado a diez y tengo más gente por si acaso», indica.

Asegura que Promace «lleva más de veinte años con esta labor», que se extiende hasta septiembre e incluso octubre, «que muchos años son los meses peores, con todo seco». «Subimos hasta A Capelada, las antenas que están por encima de Montoxo, vamos a Esteiro, todo San Román, las zonas altas de Santalla, Trasmonte... En Cedeira hay mucho monte plantado, se vive mucho del eucalipto, más que del mar, es una fuente de ingresos muy grande», recalca.

Si arde el monte, reitera, «no solo te quedas sin los nueve mil, veinte mil o setenta mil euros que le ibas a sacar a la madera, según la superficie, sino que pierdes lo que has gastado en la plantación, el abonado...». «Es un sistema de ahorro —dice— y un complemento a las pensiones del mar y del campo, que son muy bajas. Ayudan para cambiar el tejado de casa, comprarle un coche al hijo o al nieto...».