Don Quijote y Ángel Basanta

Ramón Loureiro Calvo
Ramón Loureiro CAFÉ SOLO

FERROL

Ramón Loureiro

10 ago 2025 . Actualizado a las 00:12 h.

En la Tierra de Escandoi, y por extensión en buena parte de esta Última Bretaña nuestra que viene siendo un poco el envés de la Galicia do Norte, vamos a contar estos días con la presencia de quien probablemente sea hoy uno de los más valiosos cervantistas de nuestro país, el profesor Ángel Basanta, que nació en una aldea de A Pastoriza, en una casa sin libros («Meus pais déronme todo, todo canto tiñan, pero libros non, porque daquela, naquela casa, libros non había», suele recordar él, emocionado). Un gallego excepcional, que aprendió a amar la literatura cuando era alumno del Seminario de Mondoñedo, que ejerció la docencia en la Universidad de Santiago y en la Universidad Complutense de Madrid, y que hoy, sin duda, es una de las figuras centrales de la cultura hispana. Basanta —por cierto: uno de los más grandes amigos de cuantos tuvo en vida Gonzalo Torrente Ballester—, es un gran experto en Baroja; y también en esa obra maravillosa —hasta el momento, anónima, aunque eso daría para discusiones muy largas— que es el Lazarillo. Pero sobre todo es uno de los investigadores que mejor ha entendido, y mejor ha contado, que Don Quijote, permítaseme el juego de palabras, no es una creación de Cervantes, sino de aquel Alonso Quijano, gran lector e hidalgo manchego de no muchos posibles, que soñó quien quería ser, y lo fue algunas veces.

Con Torrente Ballester tiene hablado mucho Ángel Basanta —me gusta decirlo así, tiene hablado— del Caballero de la Triste Figura. Y del derecho que el hombre que sueña tiene a inventarse. Un derecho irrenunciable.

ALBERTO LÓPEZ