Reabierta al tráfico la carretera de Caaveiro: «Sin bus, el verano ha sido un caos en las Fragas do Eume»
A CAPELA
Los puentes, cerrados desde hace casi dos años, y la falta de señalización son otros motivos de queja de los visitantes
13 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Los coches ya pueden circular por la carretera que va del centro de interpretación de Ombre (Pontedeume) al monasterio de Caaveiro (A Capela). Este miércoles, la Consellería de Medio Ambiente e Cambio Climático, responsable de la gestión de las Fragas do Eume, reabrió al tráfico el vial, cerrado para vehículos particulares desde el 23 de junio para evitar una avalancha y los problemas y riesgos que acarrearía. Este ha sido el segundo verano consecutivo sin servicio alternativo de bus para acercarse al cenobio, lo que ha provocado «un caos» y numerosas quejas por parte de los visitantes, miles durante las últimas semanas.
En 2023, la Diputación retiró el transporte colectivo por el pésimo estado del firme y este año —aunque la Xunta reparó los baches de la vía— consideró que «está moito mellor, pero non o suficiente para meter dous buses que se teñen que cruzar, un de ida e outro de volta», en palabras del diputado provincial de Contratación, Patrimonio e Equipamentos, Xosé Penas. Carmen Blanco, al frente de la Taberna de Caaveiro, situada junto al monasterio, recibió «muchísimas quejas». Explica que «mucha gente llegaba preguntando a qué hora salía el bus de vuelta», satisfechos por haber recorrido los ocho casi kilómetros de vial, pero algo menos dispuestos a caminar otro tanto para regresar. La hostelera advierte «del riesgo alto que sigue habiendo en este tramo de que se caiga un árbol, por la falta de mantenimiento general del parque». Ella misma se topó con un tronco invadiendo la calzada, «y porque un cazador tenía una sierra manual, que si no, hubiera habido que llamar a los bomberos».
Los puentes colgantes, cerrados desde hace casi dos años (para que la Xunta ejecute obras de mantenimiento y refuerzo), lo que imposibilita recorrer una de las rutas de mayor interés del parque, también han generado malestar. Blanco alerta de ausencia de cobertura de telefonía, que le impide habilitar un sistema de reservas, y de la falta de almacén, agravada este año por la prohibición de dejar el vehículo estacionado cerca de la taberna. «Ha habido días de muchísima gente, pero ha sido un verano difícil por lo imprevisible del tiempo, que provocó un caos organizativo para nosotros. No sabías cuánto pan comprar porque te arriesgabas a tener que comértelo tú o a no tener suficiente. Pero de aquí nadie se ha ido sin comer», subraya. Los bocadillos son lo más valorado: «Hay quien camina hasta aquí sin saber que va a poder comer o tomar algo y te da las gracias, no se lo puede creer». Hasta el 30 de septiembre abre a diario y después, los fines de semana y los festivos.
Para Segundo García, responsable de As Fragas E-Bike, el servicio de alquiler de bicicletas eléctricas del parque, la temporada, que comenzó a finales de mayo, «ha sido muy buena», con mucha más demanda que oferta, por lo que ya se plantea duplicar el número de bicis (dispone de 30) para el año que viene, y estudia incorporar vehículos aptos para personas con movilidad reducida, que este verano han vuelto a verse limitadas al carecer de bus. «Hemos tenido muchos holandeses, muchos catalanes y también andaluces... y a finales de agosto y en septiembre, más gallegos [...]. Varios días trabajamos desde las diez de la mañana hasta la noche; cuando hay más actividad es a primera hora y a partir de las seis de la tarde». Ahora, para alquilar una bicicleta eléctrica con destino a Caaveiro hay que concertarlo con antelación en el 633 04 44 94.
En el cámping Fragadeume, en Monfero, al pie del parque, «agosto compensó la mala primera quincena de julio», indica Juan Carlos Tarazona. Las instalaciones, con bungalós y zona de acampada, continúan operativas hasta noviembre. En la oficina de turismo de Pontedeume constatan el enorme interés que suscitan las Fragas, pese a las carencias, de las que muchos visitantes alertan, como la falta de bus, la ausencia de señalización —«no sabes a qué distancia estás de Caaveiro»— o el cierre de los puentes, que frustra los planes de ir por la ruta Os Encomendeiros.