Cuento de Navidad en Ares con nueva vida para tres cachorras: «Nos las dejaron abandonadas en la puerta de casa»
ARES
María Fonte y sus tres hijas ya encontraron hogares para las perritas ahora bautizadas como Eri, Galleta y Thais
06 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Su particular Cuento de Navidad, en la mejor tradición de Charles Dickens, han vivido las tres cachorras abandonadas en la noche de Ares, reencontradas y ahora acompañadas por sus mejores amigos. La camada, formada por tres hembras de solo dos meses de edad, fue depositada a las puertas de la casa de una familia de Ares. Una de las tres hijas de María Fonte las encontró, y entre todas decidieron cuidarlas y buscarles nuevos hogares tras ponerse en contacto con los agentes policiales y pedir la información necesaria. Ahora las tres perritas ya están con familias que las quieren, disfrutando del día de Reyes y bautizadas como Eri, Galleta y Thais.
Todo ocurrió en la noche del 29 de diciembre, cuando una de las hijas de María volvía a casa y se encontró con la camada. «Nos las quedamos unos días porque tenemos una perrera en el jardín, pero ya contamos con tres perros, así que nos informamos en la Policía Local, hicimos los trámites necesarios y les buscamos nuevas familias». Una fue para un tío de María, «que ya tenía un gato, pero se le murió el perro y quería otro»; la segunda, para una amiga de sus hijas; y la tercera cogió destino Narón para la casa del novio de una de ellas.
A la vivienda de sus rescatadores de Ares, las perritas habían llegado «con muchísimo frío así que las metimos en unas mantitas». Son mestizas, y entre el cruce de razas puede observarse la American Staffordshire. «Dos días después de tenerlas en casa vimos una publicación en redes sociales de que se habían encontrado otras dos en Miño, y parecen clavadas a las que hallamos nosotras», indica María. Antes de ir a sus nuevas casas, las perritas pasaron por el veterinario e incluso por la peluquería.
Indica Irune, una de las hijas de María, que «es el mejor regalo de Reyes para las familias y para las propias perras, se evitó que muriesen de frío». Las acogedoras las han visto «juguetonas y contentas, pero con hambre».