Locura total por Valdoviño y Ares, con fines de semana en junio que llegan a los 600 euros

ARES

La localidad aresana triplica población en verano «como una pequeña ciudad rodeada de playas»; la valdoviñesa es la que atrae más turismo internacional
05 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Mariscada, botella descorchada, la brisa más agradable y el Atlántico a nuestros pies. Para qué queremos más. Lo saben en Ares y Valdoviño, los dos municipios más reclamados a nivel turístico en la comarca de Ferrol. La locura por estos dos enclaves costeros crece hasta tal punto que el mes de junio está cotizadísimo, con chalés que se reservan hasta 600 euros el fin de semana. En Valdoviño hay incluso alguno de lujo que supera los 1.000 euros por dos noches, cuando aún no ha llegado el verano como se puede comprobar en la plataforma de Airbnb. Y en Idealista, los alquileres mensuales de temporada llegan a 3.000 euros en Valdoviño y 2.000 en Ares. Para el alcalde aresano, Julio Iglesias, «nuestro tirón es que somos como una pequeña ciudad con todos sus servicios, pero rodeada de playas». Y según el regidor de Valdoviño, Alberto González, «nuestro imán es por las playas, la temperatura y la gastronomía».
El tirón de Ares
En el caso de Ares, Julio Iglesias destaca que «aquí tenemos todas las comodidades de una ciudad de pequeño tamaño, con los restaurantes y supermercados, además del gran atractivo de nuestra fachada marítima». Esta villa, con atractivos como su pasado indiano que se ve especialmente en Redes (otro mundo aparte), triplica población todos los veranos. Y su éxito crece año tras año con esa apuesta «por el descanso y el ocio, dejas el piso y ya lo tienes todo en la playa». A mayores tiene las ventajas de «la cercanía a las grandes ciudades, estás a una hora de Santiago, a media de A Coruña, a 20 minutos de Ferrol, y con un paisaje muy atractivo», indica Iglesias.
Semejante combinación, a la que se suma la oferta hostelera del paseo marítimo, obliga a la administración local a «realizar un mayor esfuerzo de gestión, lógicamente en verano hay que recoger mucha más basura (tanto en contenedores como en papeleras) e incrementar notablemente nuestro trabajo en servicios». En cuanto al perfil turístico, el alcalde apunta que «aquí llegan sobre todo familias con niños para pasar todo el verano, el perfil que más se repite es el nacional». En este bum vacacional que no cesa por Ares, al principio «había mucha compra de vivienda para segunda residencia, pero ahora queda menos y la gente opta más por el alquiler o el alojamiento turístico».

El gran tirón de A Frouxeira
Cuando se le pregunta al alcalde de Valdoviño por los secretos del gran tirón turístico de su municipio, contesta con estas claves. «La gente viene principalmente por las playas, y también se nota mucho el impacto de la temperatura: aquí vienen personas que escapan del calor y buscan algo agradable para disfrutar todos los días», explica Alberto González. También influye la gastronomía, «con grandes locales para disfrutar de comidas y cenas en primera línea de playa», una oferta que lo diferencia de otros municipios costeros.
González incluso suele aseverar que «el paseo de A Frouxeira en verano está a la altura de las calles más transitadas de nuestras ciudades del entorno». Y el triunvirato comida-playa-paisaje se complementa «con servicios, una programación cultural y deportiva, y eventos además de múltiples actividades en el agua; siempre en un entorno tranquilo, en el que puedes dejar a los niños disfrutando y aprendiendo». Señala, al igual que el alcalde de Ares, «la ubicación gracias a infraestructuras como la AG-64 que casi desemboca en Valdoviño».
Los altos precios para alojarse en estos municipios a mediados de junio, antes de verano, demuestran que crece la desestacionalización. «Gracias a nuestro ámbito deportivo y de naturaleza, tenemos la oportunidad de que la gente disfrute de nuestra riqueza natural; a eso se une el reconocimiento de la Unesco con el Xeoparque», continúa González. El perfil del turista es el más internacional de la comarca, pero muy familiar: «En pandemia dije que había que apostar más por los desayunos que por la noche... y teníamos razón».