El polo celeste del señor Tojeiro

Fernanda Tabarés
Fernanda Tabarés OTRAS LETRAS

AS PONTES

26 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La ciencia ha estudiado la privilegiada arquitectura vital de una mujer catalana llamada Maria Branyas que alcanzó los 117 años con una salud intachable, la cabeza amueblada y el ánimo en orden. María se apagó el año pasado mientras dormía pero estaba sana, una combinación que se ha convertido en un legado enorme porque demuestra que muerte y enfermedad no tienen por qué ser lo mismo. Qué interesante. Esa ciencia que investiga los secretos de María y de la que tanto sospechan la Internacional de los Tarugos Unidos del Mundo es la responsable de plusmarcas biológicas cada día más frecuentes, con Galicia como referencia por ser una de las tierras con más centenarios del planeta.

Guillermo Tojeiro es uno de esos centenarios. Tiene 102 años y en la foto que me pasan luce espectacular, con unos ojos afilados que rebosan inteligencia y una sonrisa que se nota ensaya con frecuencia. Lleva también un polo celeste que parece de piqué, impecable y elegante. Me cuentan que lo compró hace 72 años en Suiza y solo este dato aislado me parece un titular de primera. Porque cuántas cosas nos dice ese dato, de cómo somos y de cómo éramos.

Sé poco más del señor Tojeiro, que hace unos días presumía de biología y talante en las Festas dos Maiores de As Pontes, por cierto un género festivo en auge al que se van sumando pueblos en una reacción inevitable en este país sin niños que nos está quedando. Sé que fue valadeiro en su pueblo y que trabajó en una lechería en Friburgo, en donde quizás compró ese polo celeste que me tiene loca. Y sé también que en su cabeza habita un sabio. Lo demostró el día de la fiesta cuando compartió una sentencia de vida: «Estiven botando contas e o mundo tamén aburre».