«Mis `Diarios' son una forma de dar las gracias»

C.E. FENE / LA VOZ

FENE

Su nueva obra llega mañana a las librerías y se presentará el día 27 en Fene, donde él nació

15 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El nuevo libro de Ramón Loureiro (Sillobre, Fene, 1965) llegará a las librerías mañana. Se trata de sus Diarios, (editorial Eurisaces), cuya primera presentación, anterior a la de Madrid, se celebrará en Fene. Concretamente en el Círculo Mercantil, el día 27, en un encuentro con el escritor que organizan el Concello y la editorial. Primer Fenés del Año y «embaixador vitalicio de Fene», Loureiro, que es académico de número de la Academia de San Rosendo, mantiene a través de la literatura una íntima e intensa relación con el lugar en el que vino al mundo.

-¿Sus «Diarios» son su primera autobiografía?

-¡No, no, no, no, no...! ¡Ja, ja, ja, ja, ja...! Mis Diarios no hablan de mí. Hablan de este tiempo de hierro que nos ha tocado vivir. Son un testimonio. Personal, claro que sí, pero un testimonio, en definitiva. Yo he protagonizado muy pocas cosas de interés en mi vida. Mi condición natural es la del testigo. Un testigo siempre alerta, pero testigo al fin y al cabo.

-¿Con esta obra ha abandonado la literatura de ficción?

-No. De hecho, en estos Diarios están también mis personajes de ficción. Pero mis Diarios, más que literatura, son una forma de dar las gracias. De mostrar mi gratitud haciendo aquello a lo que he dedicado mi vida, que es observar el mundo y contarlo.

-¿También discurren en la Tierra de Escandoi?

-En gran parte, sí. En esa Tierra de Escandoi que es un territorio literario que no solo me pertenece a mí, sino a todos cuantos lo han hecho posible. Y que está muy unido al espacio geográfico en el que se inspira, que es Sillobre y todo cuando puede verse desde Sillobre (Fene, Ferrol, Neda...), y a las gentes que lo habitan.

-Su Sillobre natal está muy vinculado a toda su literatura.

-Creo que si hubiese nacido en otro lugar no sería el mismo escritor. He tenido la suerte de nacer en un territorio que es una maravillosa frontera entre dos mundos. O, quizás, entre mil mundos diferentes. Cuando yo nací, a Sillobre llegaban, durante la noche, los sonidos de la construcción de algunos de los barcos más grandes que han existido jamás. Pero al mismo tiempo era un territorio decididamente mágico. Estoy muy agradecido a Fene, y a todos cuantos habitan el mismo mundo que yo habito. Es mucho lo que les debo.

-Además de Fene, ¿también le han influenciado otros lugares?

-Sí, claro. Ferrol es la ciudad que me ha acogido con los brazos abiertos y en la que escribí casi todo cuanto he escrito; de hecho, yo también me considero ferrolano en múltiples sentidos. Mondoñedo representa para mí el vínculo con la literatura que más amo. Y Madrid es la ciudad que ha hecho de mis libros lo que son. Pero yo soy de Sillobre.

-¿Cuáles son sus próximos proyectos?

-En lo que respecta a la literatura, yo creo que cuanto tenía que escribir está escrito ya. Y no me importaría no publicar ningún otro libro más, porque mis Diarios podrían ser un testamento no solo literario, sino también vital. Pero sigo escribiendo, claro. Aunque no con la dedicación de antes. Mis libros ya han logrado lo que más deseaba, que era devolverles la vida a mis muertos.