José Loureiro cambió la informática por los fogones y la jugada no le salió mal; en Perlío comanda una exitosa escuela que oferta cursos para hasta quien no sabe ni pelar una cebolla
10 ene 2018 . Actualizado a las 09:35 h.En la película de animación Ratatouille, la pequeña rata Remy se aferraba al lema de un célebre cocinero parisino para alcanzar su sueño de convertirse en un as de los fogones: «Cualquiera puede cocinar», proclamaba el famoso chef Gusteau en la oscarizada cinta de Pixar. Con esa máxima no podría estar más de acuerdo José Manuel Loureiro, aunque este coruñés afincado en Fene desde hace ya quince años introduce un pequeño matiz. «Cualquiera puede cocinar, es verdad, solo hace falta que te guste», dice convencido.
Y es que él mismo es el ejemplo perfecto de que el lema de Gusteau encierra una verdad. Aunque procede de una familia nada ducha en la materia y durante años se ganó el pan como informático, su enorme interés por las artes culinarias lo llevó a asistir a numerosos cursos de formación en Madrid, Santiago y A Coruña. Aquella afición fue a más, y un buen día, Loureiro se lio la manta a la cabeza y creó la empresa de repostería creativa Las cosas de Low, después comenzó a dar clases extraescolares de cocina para niños en varios centros educativos de la zona... Y su sueño alcanzó su culmen definitivo el pasado mes de junio, cuando abrió la escuela de cocina iCook en el antiguo Bar Silva de Fene, que habían fundado sus suegros varias décadas atrás en Perlío. «Realmente la idea fue de mi mujer y yo decidí hacerle caso porque me di cuenta de que no había nada igual en esta zona. En Pontedeume está la escuela de hostelería del IES Fraga do Eume, pero esa es una escuela pensada para formar a profesionales, mientras que iCook está orientada a personas que quieran aprender a cocinar sin presiones y por puro placer. Aquí ofrecemos formación para cocinar en casa, no para cocinar en un restaurante», explica Loureiro.
El centro cuenta con apenas medio año de vida, pero en tan corta andadura el balance no podría ser mejor. Las clases que oferta iCook están siempre llenas y hay algunas incluso con lista de espera. Es lo que ocurre, por ejemplo, con su curso de cocina para principiantes, que tiene una duración de tres meses y ya va por su segunda edición. «Está pensado para defenderse en la cocina y aprender nociones básicas, como hacer una buena salsa o preparar un caldo, que son cosas fundamentales para luego poder preparar platos variados y no ir siempre a lo mismo», apunta José Loureiro.
Además, el aula de iCook también oferta cursos para niños a partir de seis años -de octubre a mayo, con clases una vez a la semana-, talleres de «cocina en familia» para padres e hijos y jornadas monográficas dedicadas a un producto específico una o dos veces al mes. «Ya hicimos uno de arroces, otro de pasta fresca y también otro más sobre gua baos, que son unos bocadillos típicos de Taiwán. Este último tuvo tanto éxito que lo vamos a repetir este mes», anuncia el maestro ilusionado.
Y, por si todo esto fuera poco, la escuela también ofrece la posibilidad de alquilar sus cocinas y comedor para encuentros gastronómicos de familiares o amigos, con o sin la participación de Loureiro en el proceso de cocinado. «Eso ya queda al gusto del cliente», comenta entre risas el cocinero, al tiempo que se confiesa algo «abrumado» por la elevada demanda que están registrando los cursos del centro.
Eso sí, Loureiro recalca que sus clases no están pensadas para aquellos que sueñen con preparar aires y deconstrucciones al estilo de los chefs más sofisticados. Pero sí ofrece recursos para quitarse el miedo a cocinar y lograr lo inimaginable, como, por ejemplo, «preparar unos callos tan ricos como los de tu suegra en cuarenta minutos o unas fabes con almejas de chuparse los dedos en apenas quince».
EN CORTO
Vocación temprana. Loureiro se propuso aprender a cocinar porque siempre le ha gustado mucho comer. Como en su casa nadie dominaba los fogones, sus primeras recetas las aprendió viendo Con las manos en la masa y los programas de Arguiñano.
Profesor. Tras dedicarse a la informática, decidió convertirse en profesor de cocina. Actualmente da clases en el colegio O Ramo y en su propia escuela, iCook.