Valón tiene un hígado monumental

FERROL CIUDAD

Carlos y Román, vecinos de Valón, posan junto al monumento al hígado.
Carlos y Román, vecinos de Valón, posan junto al monumento al hígado. César Toimil

La zona cuenta desde 1987 con un monolito único en el mundo, que ha despertado el interés de expertos en el área de la salud de talla internacional

14 abr 2023 . Actualizado a las 09:55 h.

Hace ya más de tres décadas que Valón se convirtió en un lugar único, que dio la vuelta al mundo. Un extremo en el que el fallecido Jaime Quintanilla Ulla, médico de profesión y alcalde de Ferrol entre 1979 y 1987, tuvo mucho que ver. Durante una conferencia impartida en el local social del ente vecinal de esta zona del rural ferrolano, el entonces regidor pronunció unas palabras que calarían profundamente entre los residentes del lugar: «Al hígado habría que hacerle un monumento». Así se gestó el comienzo del proceso de materialización de un monolito singular, inaugurado en 1987, bajo la atenta mirada de la comunidad internacional. 

Una iniciativa en la que la asociación vecinal de Valón tendría mucho que ver, tal y como rememora Román Rodríguez, uno de los fundadores de la entidad. «Quintanilla había venido aquí a dar varias charlas y esa ilusión y esas ganas nos llevaron a trabajar en el proyecto del monumento», destaca. Reflexiona también que durante esos primeros años de democracia, el tejido asociativo y el movimiento ciudadano exhibían un gran ímpetu por hacer cosas. Para él, el monumento condensa esa etapa en la que, aprecia, «estaba todo por hacer». 

A pesar de que con el paso de los años el monumento comenzó a pasar desapercibido, Valón se convirtió en epicentro de reivindicaciones de la Plataforma Galega de Afectados pola Hepatite C y la peculiaridad de esta pieza artística despertó la curiosidad de medios de comunicación de distintas partes de la geografía mundial y de expertos en el área de la salud.

Celebración del Día Mundial de la Hepatitis, en 2015, delante del monumento al hígado.
Celebración del Día Mundial de la Hepatitis, en 2015, delante del monumento al hígado. ÁLVARO ALONSO

La pieza, que costó 450.000 pesetas, fue obra del escultor Guillermo Feal y contó con las aportaciones de La Caixa, la Diputación de A Coruña y la propia Administración local para su materialización. Como impulsor del monolito pétreo destacó también el ya fallecido Salustiano Gómez, integrante de la plataforma de afectados por la hepatitis y presidente de la asociación vecinal de Valón. 

Precisamente, el propio Salustiano y Xaime Quintanilla fueron los encargados de retirar la tela que cubría la pieza durante el acto de inauguración en 1987. El regidor, durante su alocución, realizó un símil entre el tejido asociativo y el propio órgano homenajeado. «El hígado es como las asociaciones de vecinos para el Ayuntamiento, por su labor callada, labor abnegada e imprescindible. Menos importancia tiene el alcalde (corazón), que se cambia y no pasa nada», determinaba durante la presentación de esta singular pieza.

Jaime Quintanilla Ulla inaugura el monumento al hígado en 1987.
Jaime Quintanilla Ulla inaugura el monumento al hígado en 1987. RODRIGO R. ARDA

De la fama al olvido

Además, el acto inaugural contó con la declamación poética de Oda al Hígado de Pablo Neruda, a cargo de Laura Pérez Landeira. Los versos llegaron al alcalde a través de un patólogo chileno afincado en Canadá, que solicitó al regidor fotografías del acto para poder incorporar en la revista científica Hepatolgy.

No sería este el único experto de talla mundial el que pusiese el foco sobre el hígado monumental de Valón. En 1995, el entonces presidente de la American Liver Foundation, Alan P. Brownstein, envió una misiva a Quintanilla para interesarse por la propuesta. Los Angeles Times o el tabloide satírico Weekly World News también se hicieron eco de la iniciativa en sus páginas, colocando a Valón en el marco de los hechos noticiables de Estados Unidos.

«Un jardinero amigo plantó este arbusto, que solo hay dos así en Ferrol para que no creciera la maleza», destaca Román, que lamenta el actual estado del monolito, recubierto de verdín en la parte superior. «El hígado está enfermo», bromea con él su vecino Carlos Carballeira, que reflexiona además sobre la necesidad de visibilizar más este tipo de elementos singulares. «El problema que tenemos aquí es que no sabemos vendernos», concluye.

Un extremo en el que coincide también Román, que detalla que fue la asociación vecinal la encargada de colocar en el desvío a Valón el letrero indicativo de la existencia del monumento. Y es que, aunque confiesa que todavía hay curiosos que se acercan por la zona interesándose por la pieza, afea que la Administración local no haya sabido promocionar más el monumento. «Nunca llegó a incorporarlo en ninguna guía cultural, que era nuestra reclamación», aprecia.

Así, sabedor de lo que representa este particular monolito, el fundador de la entidad vecinal teme que las futuras generaciones pierdan el foco de la importancia de su materialización. Y es que los residentes en Valón, a través de las palabras de Xaime Quintanilla, tomaron conciencia de la importancia de este órgano y, con su tesón, dotaron a la ciudad de un hígado monumental, que dio la vuelta al mundo.