Luarca, enclavada en la orilla del mar saca brillo a sus viaductos al igual que la doncella da lustre a su corona en vísperas de la mayoría de edad.
Quien visita la Villa Blanca encuentra variados atractivos que llaman su atención. Además del puerto, el rio, los barrios del Cambaral y la Pescadería, el trazado ferroviario que la contempla desde la altura ofrece una visión única y espectacular.
Después de medio siglo ya tocaba retocar los pétreos arcos que dan soporte al camino de hierro de la línea Gijón-Ferrol. Se trata de aplicar palmo a palmo, arco a arco, desde arriba hasta el suelo una profunda hidrolimpieza y un adecuado rejunteo que reclamaba el paso del tiempo.
Los turistas llegados a Luarca elevan la mirada y se maravillan del monumental viaducto y del intrincado andamiaje que se hubo de instalar para ejecutar la obra. Cosa que no pueden contemplar los viajeros del Transcantábrico, aunque gozan de otras vistas llamativas. A medida que se va despejando y se deja ver el trabajo llevado a cabo es más merecedor de admiración lo realizado y se valora las manos de los operarios. Los pobladores de la villa, mayoritariamente jubilados, tienen un motivo más para el entretenimiento y la conversación.
El proyecto de extender una línea ferroviaria entre Gijón y Ferrol se denominó en un principio Estratégico y viene ya de siglos para lograr culminarse en el 1982. Se trataba de lograr una conexión entre ambos puertos al margen de la conexión marítima. Ese primitivo sentido hoy ha quedado superado, quedando en la actualidad como un ferrocarril nostálgico y simbólico.
Además de los viaductos de Luarca el trayecto mencionado tiene algunos más que se supone necesitarán también de tratamiento y que seguro Adif lo tiene en su cartera. La obra que ahora se lleva a cabo en Luarca ronda los tres millones por lo que para completar todos los viaductos habrá que hablar de una cantidad considerable, que se debe de incrementar con otras labores necesarias para el mantenimiento adecuado del trazado. E inmediatamente surgen preguntas que quedarán sin contestar.
Se puede suponer que Adif tiene tal solvencia económica que siembra dinero en obras menores que llevaban años y años esperando. No parece acertada tal posibilidad cuando en Asturias necesita todavía muchos millones para tener un AVE digno.
No hay quien se crea que se pretende impulsar trazados como el referido cuando el paupérrimo servicio que se ofrece no atrae en absoluto. Sería interesante saber cuántos vecinos de Luarca, de Navia o de Vegadeo usan el tren habitualmente, o cuantos lo usan ocasionalmente. Puede ser que estemos vistiendo una camisa nueva a un cuerpo putrefacto.