Manuela fue una de las primeras mujeres que mariscaron en bote en la ría
09 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.«Fun ao mar 25 anos. Se a marea era pola tarde facía o traballo todo da casa pola mañá, e se era pola mañá ao contrario, e tamén tiña vacas, tiña coellos, tiña galiñas, tiña de todo menos tempo libre. Daquela ás sete da mañá xa estaba pranchando a roupa para que os pequenos foran á escola», recuerda Manuela Luz Díaz Gómez (San Mateo, 1930), a quien su familia y amigos llaman Maruja. Su vida está lejos de haber sido cómoda y fácil ,pero su gran esfuerzo y trabajo por sacar adelante a su gran familia de once hijos ?«dous morreron moi pequenos», lamenta? han llevado a que el Concello de Narón la haya distinguido con el reconocimiento de Muller do Ano 2016.
Su hija Marta, con la que reside, fue la encargada de llevarla engañada al Concello con la excusa de que le habían cambiado la cita para vacunarse, y así ella aprovechaba antes para realizar un trámite administrativo y cambiar el número de la casa. «¿Pero onde me trouxeches?», comentó al ver a su familia ?tiene 17 nietos y 10 bisnietos? en la sala, con quienes celebró después el reconocimiento con una comida familiar. El alcalde de Narón, José Manuel Blanco, y la concejala de Igualdade, Teresa Sabio, acompañados de los portavoces municipales de Tega, BNG y PSOE, Marián Ferreiro, Pablo Villamar y Catalina García, estaban esperándola para darle la notica.
La corporación municipal aprobó en el último pleno el nombramiento «atendendo ás circunstancias específicas no plano social e persoal». Como por ejemplo: «Foi unha das primeiras mulleres, se non foi a primeira, que foi mariscar en bote», señaló el regidor, que contó entre bromas una anécdota de joven cuando fue una vez a mariscar. «Fun un día, cando vin como me quedaban as mans, non volvín. É moi duro», reconoció. A lo que Maruja explicó que «tiña unha vara de 18 metros, outra de 12 e outra de 7, según a marea». Durante 25 años trabajó en el mar, donde le ocurrieron multitud de anécdotas. «Unha vez rompín augas cando estaba no bote. E outra non podía saír e o intentei de rodillas e cos pés, quedei enterrada na lama e os do muíño víronme e viñeron a axudarme», agradeció. Y es que a pesar de no saber nadar, no dudó en sacar el carné de mariscadora, comprar una chalana y un raño para sacar adelante a su familia. Su marido tuvo que emigrar a Francia para trabajar en la construcción, pero tuvo que volver a Narón debido a su delicado estado de salud.
Pero los contratiempos vividos a lo largo de sus casi 86 años (su cumpleaños coincide con la cena de mujeres que organiza el Concello y a la que le invitó la concejala como homenajeada para celebrarlo) no le han impedido ser una mujer adelantada a su tiempo. Se quedó huérfana con quince meses y su abuela fue la encargada de cuidarla, con tan solo seis años comenzó a trabajar en el campo, por lo que no pudo formarse en la escuela.
Pero aun así, cuando sus hijos ya eran mayores, aprendió a leer y a escribir gracias a un programa de alfabetización para adultos impartido por el Concello. E incluso ha aprendido a usar el teléfono móvil, que todavía utiliza. También resaltó la importancia de disponer de servicios para ayudar a la conciliación como el comedor escolar: «Tiña que traballar moito, e os pequenos comían no comedor da escola porque senón eu non podía vir e darlles de comer», comentó Maruja.