«O intentas mantener la rutina, o la incertidumbre te vuelve loco»

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

NARÓN

CESAR TOIMIL

La plantilla de Poligal sigue acudiendo cada día a la fábrica tres meses después de la solicitud del concurso

01 jun 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Roberto salió, nos hizo el gesto de ‘se acabó’ y nos dimos cuenta de lo que pasaba. Me quedó grabado», recordaba ayer Merce Carneiro, empleada de Poligal desde hace 25 años. La plantilla de la fábrica naronesa de plástico perteneciente al grupo Peralada lleva ya más de tres meses viviendo el día a día de la incertidumbre del concurso de acreedores.

Los 112 trabajadores cumplen los turnos diarios. Ya sea en la entrada, bajo el techo del aparcamiento para resguardarse del sol o, si es de noche, hasta durmiendo en la propia fábrica. «Seguimos respetando los turnos, pero quema mucho. Estamos parados, tenemos acceso a la cafetería y a la fábrica, pero es difícil estar parado. Si te toca dormir aquí te buscas la vida, traes el saco, la almohada y una mantita, y a pasar ocho horas», cuenta Roberto Fernández. En su caso, empezó en Poligal en el año 1997, cuando tenía 25 años y el día que les comunicaron el cierre llamó a su mujer sin dar crédito. «Genera mucha incertidumbre en casa saber si vas a cobrar la nómina del mes. Es una situación sorprendente, cuanto menos, que hayamos cobrado hasta ahora. No se debe nada de seguridad social, nunca hubo atrasos de nóminas... Es una deslocalización de libro. Lo que hacemos nosotros lo van a hacer ahora en Portugal y Polonia. Pero, sea lo que sea, los recibos te llegan el día 1 de cada mes y hay que hacerles frente, entonces siempre dejas algo del mes anterior por lo que pueda pasar», reconoce.

Roberto forma parte del comité y explica que, aunque cuentan con los servicios jurídicos de la CIG y UGT y economistas, han hecho un máster exprés en empresa. «De no tener ni idea de estos temas pasas a ser un experto como quien dice, sabes todos los pasos que hay que dar en un concurso, los derechos que tienes… es fastidiado». Coincide con Rosa Bellas, que lleva tres años. «Abrí Google para buscar primero qué es un ERE voluntario, cuánto dura, hice un listado de todas las empresas que han pasado por lo mismo, empiezas a ver quien cobraba, quien no, descubres que es el Fogasa, es un máster en términos que desconocías», indica.

CESAR TOIMIL

Rosa y Merce, acompañadas de otras compañeras del área de laboratorio, Bea Paz y María Alvariño, comentaban la necesidad de intentar afrontar el día a día con calma. «O intentas mantener una rutina y unas pautas de normalidad, o realmente la incertidumbre te vuelve loco. Estás todo el día pendiente del wasap, si hay alguna novedad, si el juez toma alguna decisión… Hay días completamente inertes y en otros en los que si el administrador entra por la puerta todo el mundo está esperando», detalla.

Una media de 50 años

Uno de los grandes problemas de los que alertan los responsables del comité de empresa es la dificultar en la que pone este proceso a la plantilla, con una edad media de cincuenta años. Nicolás Sánchez tiene medio siglo de vida y lleva 28 trabajando en la factoría naronesa. «Lo tengo muy complicado», asume. Casado y con dos hijos, lamenta la tensión que soportan. «Al principio no sabíamos qué iba a pasar porque sigues viniendo y ves que cobras, pero, a medida que avanza el tiempo, se nos hace más difícil. El día 31 no sabes si vas a cobrar, pero si tienes una hipoteca la tienes que pagar», lamenta. Explica que, en su caso, tenía prevista una obra en casa que ha dejado aparcada. «No te puedes meter a hacer ningún gasto que tuvieses previsto, hay que esperar», señala.

María Alvariño ya ha recurrido a hacerse una cuenta en Infojobs. «Si echas 10, en 1 puedes quedar en proceso de selección, ofertas con 800 inscritos. Hay que tener paciencia. Con los meses que llevamos no te puedes tirar todos los días de los pelos porque, si no, acabas cayendo en una depresión», entiende.