El gigante Odeón sopla diecisiete velas

Chema Corral NARÓN

NARÓN

CESAR TOIMIL

La apertura de la gran superficie naronesa introdujo en Galicia un nuevo concepto de centro comercial y se convirtió en motor inmobiliario de A Gándara

08 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

19 de noviembre de 2002. Tras 18 meses de obras, Ferrolterra estrenaba su primer centro comercial y de ocio. Abría sus puertas Odeón. Un total de 77 locales bajo un mismo techo, con doce salas de multicines, la bolera e Inditex, como principales ganchos. Lo nunca visto. El gigante introdujo cambios notables en la forma de disfrutar del tiempo libre en la comarca y mucho más.

El titán naronés soplará sus 17 velas, el próximo día 16 por la tarde, en el transcurso de una fiesta aniversario, en la que además del ilusionismo, no faltará tampoco la típica tarta de cumpleaños. Un evento para celebrar con los clientes el buen momento actual, y para echar la vista al pasado.

«Fue un paso más en el camino para que Narón dejara de ser un barrio dormitorio de Ferrol, ciudad de la que dependíamos para todo», señala el entonces alcalde del municipio, Xoán Gato. Una afirmación que puede sorprender a quienes crecieron con el centro como referencia comercial, pero no a los más mayores.

La apertura del complejo, en el polígono de A Gándara «supuso un cambio de concepto, acercando a la comarca las tendencias más actuales en comercio y entretenimiento. De hecho, nos puso a la vanguardia de nuestra comunidad», señala Cristóbal Dobarro, presidente de Cofer. Y es que, como recuerda el histórico regidor municipal, «Odeón fue el primer centro comercial, guion de ocio, que se abrió en Galicia».

La apertura de las instalaciones se marcaron como primer reto acabar con el éxodo de vecinos de la comarca a los centros comerciales de A Coruña, aunque sus efectos más inmediatos se dejaron sentir en el centro de Ferrol.

A modo indicativo, cabe recordar que meses después de que arrancara el centro, las salas de cine de la ciudad optaban por especializarse y en apenas cuatro años la ciudad naval se quedó solo con los dúplex. En paralelo, se activó la fuga de las marcas de referencia, convertidas hoy en reclamos fundamentales de Odeón.

«Dimos máximas facilidades a los promotores, porque entre otras cosas nos jugábamos convertir una zona degradada, unos campos llenos de maleza y donde pastaban caballos, en una zona céntrica», añade el histórico regidor. Una imagen que desde la Asociación de vecinos de A Gándara contraponen con la actual instantánea de la avenida Cataluña, convertida en uno de los ámbitos pujantes desde el punto de vista de la hostelería y también desde el inmobiliario. De hecho, las primeras grúas tras la crisis del ladrillo, se dejaron ver precisamente frente a Odeón, donde se está rematando una promoción de viviendas.

«Tuvo un impacto brutal en la construcción en todo el barrio. Fue un motor para urbanizar toda la zona y facilitar la incorporación del polígono, que aunque inicialmente se creó como un área industrial evolucionó hacia un polígono de servicios y comercio», anota Gato.

Hoy, 17 años después, A Gándara no es la que era y Odeón tampoco. El centro que, como apunta su gerente, Cristina Imaz, «ha supuesto un importante impulso en el crecimiento de Narón, situándose hoy como una de sus principales fuentes de empleo», vive tras su completa reforma, una nueva era, marcada por la incorporación de nuevos operadores.