Fiebre por las antigüedades en Narón: «Encuentras piezas muy especiales»

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

NARÓN

JOSE PARDO

Los expositores de la feria destacan la buena acogida del público: «Recuerdan su juventud»

11 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Del Pabellón da Mocidade de A Gándara salen dos amigas, María Pita y Marián García, cargadas de bolsas. Vecinas del municipio, nunca fallan a la Feira de Antigüidades, Coleccionismo e Vintage que acoge Narón desde hace tres años. «Encuentras piezas muy especiales», reconocen. María regresa a casa con un mueble de madera para el recibidor, «muy original», y unas cajas de decoración y almacenaje. Marián, otras cajas, bolitas para el árbol de Navidad —«son unos perfumeros muy especiales; yo colecciono decoración de Navidad», detalla— y unos pendientes. Y todo «a buen precio». Son solo dos de los cientos y cientos de visitantes que recibió este fin de semana un mercado al que se sumaron una treintena de expositores llegados desde puntos de todo el país.

Los vendedores coinciden en el éxito de público del mercado. «Esta feria está fantásticamente organizada, siempre venimos», comenta la francesa Sabina Vapillon, afincada en Llanes (Asturias). Explica que su marido y ella no son especialistas, son «coleccionistas». «Lo mismo podemos tener arte de la mesa, herramientas, un mueble o una lámpara. Compramos cosas que nos gustan», valora. En su expositor destaca una pieza única, un escritorio de silla. «Durante la Guerra Civil se enseñaba a leer a las mujeres en estos pupitres. Se llama así porque tenían que traer su silla para sentarse. Este mueble era de una fundación de Madrid», explica la coleccionista francesa. Invita a darle una segunda vida para una entrada o como mesa para un portátil.

CARLA ELIAS

Pero no solo de muebles se sirvió la feria. Dando un paseo por los expositores, el público disfrutó de todo tipo de artículos con historia, porcelanas, discos de vinilo, decoración, lámparas o hasta aperos antiguos de labranza. Carlos Martínez recaló en Narón desde Santiago con una mesa con «alguna antigüedad, mucho vintage, discos, vinilos, lámparas, radios, relojes...». Destaca una máquina de coser española Oliva, «limpiada y restaurada». «Aunque funciona, es más decorativa que funcional», describe. También una mandolina y un reloj inglés Einfield. «Es de los años treinta o cuarenta, un poco raro porque los modelos habituales de la época suelen ser de madera y este es de baquelita. Y tiene la peculiaridad de tener dos bocallaves, solo toca medias y horas, cuando tiene tres toca también los cuartos y menos cuartos», describe Carlos con mucha pasión. Entró en el mundo de las antigüedades «por afición». Ahora trabaja con una amiga que tiene una tienda yendo a ferias. Y ensalza la de Narón. «El sábado estuvimos a tope, fue espectacular. Para repetir», afirma.

CARLA ELIAS

Los expertos destacan el interés que vuelve a despertar el sector. «Es un mundo muy bonito porque la gente que viene a estas ferias recuerda su juventud. El público está feliz», explica Sabina. No obstante, el mundo de las antigüedades gana adeptos entre los más jóvenes. «Apostamos por ellos. Si tienes un precio, a los jóvenes se lo bajamos para que se acerquen a este mundo. Es muy difícil que puedan comprar un mueble antiguo, no tienen la casa para ello, viven en pisos muy pequeños, pero les ayudamos lo que podemos para que puedan poner alguna pieza antigua», explica.

Sabela y Mamen, dos veinteañeras, regresan a casa con varios juegos de pendientes y collares. «Ahora que se lleva lo vintage, grande y colorido, los vamos a usar mucho, sobre todo, en verano», comentan a la salida.