Al lado de San Román, sale al mercado con 16 cuartos y mil aventuras
16 jun 2025 . Actualizado a las 17:53 h.Esplendor en la hierba junto a la casa de los Eiroa. En los jardines aún se escuchan las ovaciones de los chavales que jugaron aquí al fútbol hace décadas... o emularon a Manolo Santana en la pista de tenis. «Y las manzanas, ¡cómo olían esas manzanas!», recuerdan los vecinos. Tan emblemática mansión se alzó en 1950 junto a otra histórica de Narón como la casa San Román. Y ahora sale a la venta por 350.000 euros, aprovechando la creciente pasión por vivir en la comarca. «Tiene 14 cuartos, entre ellos hay seis dormitorios, tres baños y un aseo», enumera Jorge Eiroa, uno de los cinco hijos de los fundadores Aurelio Eiroa y Maruja Mejuto, ante este regreso de la magia a la casa de los Eiroa en Xuvia.
Ocupa 450 metros cuadrados, con tres alturas y una finca de 6.000 metros cuadrados donde se alinean limoneros, perales, manzanos, camelias, rosales... «Mis padres crearon el edificio cuando tenían 40 años, aquí jugábamos con los vecinos y mi madre daba bocadillos para todos», recuerda Jorge mientras abre las puertas con la letra A grabada. En la planta baja hay un salón con chimenea, una salita con comedor, un comedor de diario con salida al jardín, la cocina con local de plancha y despensa, un aseo. El visitante es recibido por una entrada de mármol de Moeche y unas escaleras en espiral de madera. A mayores, hay otra escalinata de servicio que lleva al altillo.

La primera planta tiene dormitorios, una biblioteca con vistas a la ría y a sus astilleros, dos baños conectados con varias habitaciones (uno con puerta simulando un armario en trampantojo) y con bañeras de época en color verde. A mayores hay un buen número de vestidores, armarios roperos o despensas. Por último, el altillo tiene otro apartamento con dos dormitorios y un baño (donde vivían las dos trabajadoras del servicio). Admite la familia propietaria que «lo ideal es que esto se dedicase a hostelería, como un restaurante con habitaciones o una casa rural, está muy cerca de las playas, la autopista y el Camino Inglés, en una zona privilegiada de Narón».

La finca, rodeada por un muro de piedra, tiene un lavadero en el mismo material y piezas que antes eran propiedad de la marquesa de San Sadurniño. Los dueños le dan un mantenimiento constante y el tejado acaba de arreglarse. Jorge recuerda cómo llegó aquí con cuatro años para criarse con sus hermanos Aurelio, Ernesto, María Dolores y José María. Y ahora quiere que toda esa felicidad siga viva y contagiosa, con la alegría de aquellas tardes de fútbol.