Aquel año en el que nevó por última vez sobre Narón: «El mundo vestido de blanco»
NARÓN
Viaje nostálgico por las grandes nevadas en la ría de Ferrol, desde 1941 a 1987; de la mano de Fernando Masafret
30 nov 2025 . Actualizado a las 20:43 h.Ahora parece ciencia ficción. Pero hubo un tiempo en el que la nieve caía sobre la ría de Ferrol, como una bendición para los escolares que saltaban al patio de recreo. La última gran nevada en Narón ocurrió en 1987, como relata el cronista Fernando Masafret. Y recupera otras estampas blanquísimas desde 1941, a la vez que comparte este recuerdo: «La nieve llegó por la noche y nos pilló de sorpresa, como un regalo que nadie se atrevió a pedir. Nevó tanto que ni los perros salieron a la calle. Antes de salir, mi madre me puso el abrigo de mi hermano mayor, que me llegaba a los tobillos. Me dijo: La nieve se derrite deprisa en Galicia, ¡corre!. Aún sigo corriendo tras aquel día».
En su emotiva narración de «posguerra, escasez y sueños aplazados» aparece su abuela. «Apenas salía, miró desde el balcón con nostalgia y dijo: Qué bonito está el mundo vestido de blanco, callado». Surgen fotos de 1941 ante la fábrica de Xuvia (cedida por Olga Montobbio), de 1950 con camiones en esa zona (Pedro Fraga), y de 1981 en Piñeiros (Isabel Brage) y Xuvia (Ramón Rodríguez Silverio). Masafret reconoce que «mirábamos la nieve como si fuera un milagro... como un secreto inesperado».
En esas fotos «que resuenan en el alma como una canción antigua no solo hay nieve, hay calor y asombro; como esas chicas descansando en ese manto de algodón puro, cuando el mundo se detenía y nos recordaba que hasta en la dureza del invierno hay espacio para el calor que desafía al olvido». En cuanto a los camiones en los 50 junto a la fábrica de Xuvia, «mi abuelo contaba que nevó tanto que los camiones, cargados de madera o sueños de emigración, se convirtieron en refugios improvisados; allí se compartía un café caliente, una historia de antaño, una mirada que decía seguimos adelante». La nieve aparece «para recordar que el frío se vence con el aliento colectivo que calienta el alma, anhelamos aquellos días donde el invierno nos unía más que nos separaba». Masafret concluye que «nuestras tradiciones en Xuvia no son resistir al invierno sino abrazarlo, convertirlo en excusa para estar más juntos, que nunca se apague el fuego y la puerta siempre esté abierta».