El paraíso de Neda nació en una casa de 200 años llena de recuerdos: «Nunca la venderé»

NEDA

La vivienda de los Millarengo tiene molino de pólvora, cientos de antigüedades y «algún milagro»

19 jul 2023 . Actualizado a las 23:58 h.

Esta historia se inicia hace 200 años, cuando en las casas se agujereaban los balcones para apostar escopetas contra los asaltadores de caminos. Así ocurría en la Cruz do Pouso (Neda), donde el paraíso nació hace prácticamente dos siglos en el hogar de los Millarengo. Allí se alojó una pirotecnia y una ferretería, emprendidas por José Domingo Millarengo Allegue y de la que se conservan cientos de antigüedades. Su encanto lleva hasta aquellas novelas de Louisa May Alcott, donde incluso Jo parece reencarnarse en una mujer tan independiente como María Jesús Millarengo: la nieta de José Domingo, que durante décadas fue profesora de inglés y ahora disfruta de esta casa como pintora y escritora. «Aquí nací, hubo propuestas de compra pero nunca la venderé», asegura.

Exterior del molino de pólvora
Exterior del molino de pólvora César Toimil

De los tiempos de la pirotecnia queda un molino de pólvora en un jardín casi botánico, junto a un columpio desde el que se ven los astilleros de la ría. El retrato de José Domingo preside tanto el hogar como el molino: «Murió a los 37 años en un accidente pirotécnico en 1897, y junto a él su propio primogénito de nueve años». La historia de la empresa familiar se muestra en los muñequitos montados sobre cohetes artificiales del XIX, en los que el abuelo talló su propia cara como una suerte de Georges Méliès. O en los libros sobre la profesión guardados en un baúl bicentenario, de la misma época que un sofá gallego de caoba.

Retrato del abuelo Millarengo
Retrato del abuelo Millarengo César Toimil

«Tras la muerte de mi abuelo, mi abuela tomó las riendas de la familia y llevó la pirotecnia a escondidas durante años hasta que mi padre se puso al frente con solo catorce años», recuerda María Jesús con emoción.

La cruz que  protegió al abuelo
La cruz que protegió al abuelo César Toimil

La memoria va hasta la posguerra «cuando los escapados vinieron a asaltar a mi padre y él se aferró a ese Cristo que ves ahí mientras era encañonado por nueve hombres, mi madre fue a buscar dinero y él salvó la vida». Desde entonces, su padre quiso conservar siempre el Cristo con él.

Un cohete montado por un autorretrato del abuelo Millarengo
Un cohete montado por un autorretrato del abuelo Millarengo César Toimil

Como símbolos de protección también se alzan dos cruces en la puerta principal de la casa, colocadas en 1919 contra la pandemia de gripe o peste española. Con planta baja y dos pisos, este hogar de la Cruz do Pouso esconde tesoros como discos del siglo XIX con polkas para organillo, cuadros de galerías de Londres o de la propia María Jesús (que se formó como profesora de inglés en Oxford, Cambridge o la Isla de Man). Las puertas en blanca filigrana fueron creadas por su propio abuelo, aparecen sus iniciales e incluso réplicas de las campanas del Titanic.

María Jesús Millarengo, en el molino de pólvora de la vivienda.
María Jesús Millarengo, en el molino de pólvora de la vivienda. César Toimil

La historia del enclave, que también fue casa de turismo rural, aparece en el libro Gunpowder. El molino (con literas y baño) se restauró tras un temporal. Y María Jesús le dedica poemas como uno que se inicia así: «Nacín nun muíño de vento...»