La peor riada de Neda en 60 años: «Tenemos que empezar de cero, estamos durmiendo en un sofá con plásticos»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NEDA / LA VOZ

NEDA

José Pardo

Desolación en las casas afectadas por las riadas, con cocinas y cuadras de caballo destrozadas, la peluquería Ana desbordada y los vecinos en vela «tras una noche de pánico»

15 nov 2023 . Actualizado a las 22:41 h.

Los restos de la batalla asoman en Neda. Cocinas destrozadas, colchones inservibles, animales muertos... Muebles y recuerdos víctimas de la inundación se amontonan en los contenedores, depositados por los vecinos para dar parte a los seguros. Tanto los nedenses como el propio Concello calculan que se trata de la peor riada de Neda en 60 años. El río Basteiro se desbordó en la noche del lunes al martes, tiró un muro y arrancó un cierre de aluminio, hasta llegar a los hogares de la carretera general. Hay veinte casas muy afectadas. Entre ellas, la de Isabel Salido y Ramiro Hermida que acompañados por su perro Tíbet arrojaban esta mañana en el contenedor de Santa María de Neda muebles y libros: «Tenemos que empezar de cero, estamos durmiendo en un sofá con plásticos; la noche de la tromba de agua la pasamos fuera de casa, la de hoy sentados en el sofá empapado y cubierto con un plástico».

Ramiro e Isabel tirando sus pertenencias
Ramiro e Isabel tirando sus pertenencias JOSE PARDO

Recalcan que «somos enfermos crónicos de 77 y 60 años, ayer nos ayudó nuestra hija pero por aquí vienen más periodistas que personal de la administración». Se consuelan con que «al menos ya podemos dormir dentro, pero con muchos problemas de salud, yo de espalda y riñón», indica Isabel. Su marido también padece del corazón y los riñones, entre otras dolencias. «En esta casita con huerta detrás invertimos todos nuestros ahorros y ahora nos quedamos sin nada, llevamos toda la vida peleando», se lamentan acompañados por Tíbet, al que adoptaron. 

La dueña de la peluquería Ana con la compuerta
La dueña de la peluquería Ana con la compuerta JOSE PARDO

Los daños afectan a viviendas y negocios. En la peluquería Ana cuelga un cartel: «Este establecimiento permanecerá cerrado por catástrofe de inundación». Ana Rodríguez limpia todo y tira lo inservible, «como esta noche teníamos miedo de que volviese a pasar colocamos unas compuertas para que no entrase la riada». Las puertas están hinchadas y no se mueven, tuvo que tirar productos de peluquería, secadores, la bañera de las pedicuras, maquillaje, electrodomésticos... Todo está empapado y de momento el negocio no puede arrancar.

Así quedó el váter de una de las casas de Neda
Así quedó el váter de una de las casas de Neda JOSE PARDO

Al lado, el bajo de otra propietaria se encuentra lleno de barro y con el váter rebasado por lodos. Bordeando el río, hay más casas afectadas. En la de María López Durán, se salvaron ella, su marido, su hijo, los perros y los caballos. «Lo importante es que salvamos a los animales pero pasamos una noche de pánico, y a estas alturas no vino nadie a preguntarnos cómo nos encontramos», se lamenta.

María López ante la cuadra de sus caballos
María López ante la cuadra de sus caballos JOSE PARDO

Sus sofás están destrozados, la cabaña de los caballos también, la lavadora, las puertas, el agua hasta entró en un recinto donde su hijo tenía tres motos. También rodeó los coches, pero siguen funcionando: «Yo entré en pánico porque veía que seguía subiendo el agua y la creciente de la marea no era hasta las cuatro y media de la madrugada, agarramos los perros y nos salvamos, ahora tendremos que empezar de cero».  

Juan Alonso, con los cuadros y manuscritos afectados por el agua
Juan Alonso, con los cuadros y manuscritos afectados por el agua JOSE PARDO

A Juan Alonso, la inundación le afectó a todos los cuadros y manuscritos que había creado durante toda su vida. «Pasé una noche de angustia con los perros chillando», admite. El agua llegó a tal altura que las bombonas de butano flotaban, y las macetas de la casa de los vecinos cruzaron la carretera hasta su casa. En la puerta principal colocó una defensa de poliéster pero no fue de ayuda. «La huerta era una laguna», asegura.  A sus vecinos, los hermanos Mari y Miguel Rozado, les destrozó la cocina, los sofás, el baño: «El agua entraba por todas partes, nos murieron seis gallinas, ahora el seguro nos pide que compremos todo y que ya se verá, pero no podemos, esto es injusto».  Relata Mary que «entraba agua por todas las esquinas y por las ventanas, tuvimos que sacar las puertas para aliviar la inundación». Y añade que «no pasamos miedo porque ya estamos acostumbrados, llevamos avisando desde hace años que hay que limpiar el río, Augas de Galicia no aparece y el concello no responde... este año fue de lo peor».

Miguel Rozado, con las puertas que tuvo que sacar para aliviar la riada de Neda en su casa
Miguel Rozado, con las puertas que tuvo que sacar para aliviar la riada de Neda en su casa JOSE PARDO

¿Qué ha pasado?

El alcalde, Ángel Alvariño, indica que el muro que hacía de contención era muy antiguo (con más de cien años) y se rebasó, «empezó a caer como un castillo de naipes y se desbordó». Y recalca que ya se indicó en varias ocasiones a Augas de Galicia que hay dos presas que ocasionan estos problemas en el río Belelle, «en sesenta años no subió nunca tanto el nivel del agua». El regidor considera que dichas presas «deben poner aliviaderos porque cuando el río sube mucho se desborda y nutre de agua al Basteiro, deberían ser compatibles los intereses de los propietarios de los molinos con el interés general para que esto no vuelva a ocurrir».