Relevo en la cafetería Dolan, en Ortigueira, después de 40 años y más de un siglo en la panadería
ORTIGUEIRA
El tahonero de Devesos, Miguel Giz, se hará cargo del negocio, con bar, pastelería y despacho de pan, por la jubilación de Jesús Cornide
25 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Dolan se despide este domingo después de cuatro décadas. La panadería y confitería de la avenida Escola de Gaitas de Ortigueira abrió el 16 de abril de 1985, justo en frente al local actual, donde lleva 32 años. Pero la historia de la tahona, en San Claudio (donde sigue el obrador), se remonta a finales del siglo XIX, fundada por Serapio Pedre y su mujer, Cándida García. De ellos pasó a Ermitas y Teresa, que se retiraron antes de la Guerra Civil, cuando se cerró el horno. Eras tías abuelas de María Dolores y Consuelo Albo Abadín, dos jóvenes de Galdo (Viveiro) que se criaron con ellas al haberse quedado huérfanas. Fue María Dolores, que falleció en 2018 a los 86 años, quien le propuso a una de sus tías reabrir la panadería.
«Tiña 17 años, custoume lágrimas aprender», recordaba en 2014 junto al horno. «Meus pais empezaron con isto hai case 80 anos», comenta su hijo Jesús Cornide Albo, Suso, que ha trabajado en el negocio familiar desde muy joven, igual que sus hermanas Dolores, la primera en jubilarse, y María José. «Traballabamos no verán [también sus hermanos David y Andrés, que han seguido otros caminos laborales]», cuenta Suso. «Yo estudié Pedagogía y quería aprobar todo para ayudar en verano», confiesa María José. En 1985 abrieron el café-confitería Dolan (por sus padres, Dolores y Andrés), con despacho de pan. De 2009 a 2018 tuvieron un punto de venta en Cariño. Ahora se apartan. Suso, el panadero (que también se ocupó del reparto durante años), se retira, y María José, la confitera, no ha querido continuar sola.
Reconocen que el oficio es sacrificado —sin vacaciones ni más días libres que el de Navidad—, «pero más lo fue» para sus padres, cuando todo el proceso era manual. Muchas familias les llevaban la manteca, los huevos y el azúcar «para que lles fixeran o doce do día da festa», dice Suso. Su padre empezó a repartir en bicicleta, luego pasó a una moto, y el primer coche, «un dous cabalos de Citroën», se lo compró a un portero del Racing de Ferrol.
En los mejores tiempos del Festival de Ortigueira, Suso trabajaba sin descanso desde las dos de la madrugada del jueves hasta las siete de la mañana del domingo. Recuerdan que una vez su padre, al ver el obrador «con pan por todas partes», preguntó si su hijo «toleara». A algún local de hostelería llegó a servirle 3.200 barras en el Mundo Celta.
En pastelería, Dolores y María José siguieron con los dulces que ya elaboraba su madre —«hacía hasta tartas de bodas»— y fueron formándose e incorporando otros ingredientes y técnicas. El pastelero del Bahía (de Foz) les enseñó a hacer el hojaldre, y más adelante se introdujeron, con éxito, en el fondant, aunque pocos de sus productos gustan tanto como la larpeira. «A ver quién va a hacer esas rosquillas de yema tan ricas», se preguntaba ayer una clienta. Pero el local de Dolan no cerrará, salvo brevemente para una reforma, sino que pasará a manos de otro panadero, Miguel Giz, de Devesos.