Carmen Soto Carballada: «Tengo genética de docente y ha sido una gozada estar en el IES de Breamo»
PONTEDEUME
Tras cuatro décadas en las aulas cree la gran mayoría de alumnos «son estupendos»
30 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.Hasta el mes de diciembre pasado Carmen Soto Carballada era una mujer con agenda y horario, pero pidió la jubilación anticipada para disfrutar de algo tan preciado como el tiempo libre. Me cita en la cafetería Stollen de la rúa Real de Pontedeume, porque es la «más bonita», y terminamos caminando hacia el paseo ante el que está su instituto y allí destaca el lujo que disfrutan a diario los profesores y los estudiantes: «Que las aulas miren hacia la ría es algo precioso y ver las diferentes fases de cómo se extrae la almeja, por ejemplo».
Aún visita con frecuencia el que fue su último destino laboral, pero sin nostalgia: «Ahora me levanto en mi casa de Centroña, desde donde se ve el mar y tengo tiempo para quedar a cualquier hora, para pasar el día en Coruña y ver una exposición como la de Peter Lindbergh, aunque Pontedeume, con lo bonito que es ya es un gran plan», cuenta una profesora que nació en Sarria, donde su madre era la directora del colegio.
San Xoán y Ares
«Tengo genética de docente y ha sido una gozada estar en el IES de Breamo, aunque mi primer destino, el que me trajo a la comarca de Ferrol, fue el colegio San Xoán da Filgueira, un centro que cuando yo estuve no tenía nada que ver con lo que es ahora: teníamos un montón de alumnos, ya que no existía el Ponzos y era maravilloso», rememora una docente que nunca olvidará a unos trillizos que tuvo en el aula. Después se trasladó al colegio de Ares y comenzó su etapa como orientadora. En su experiencia no hay ni rastro de los lamentos de otros docentes, quemados por el trabajo diario. «La gran mayoría de las familias quieren hacerlo bien y casi todos los alumnos tienen deseos de aprender, esto es algo que la pandemia ha dejado claro, por eso se han acatado tan bien las normas en los espacios educativos».
A lo largo de cuatro décadas Carmen también se ha encontrado con padres que socavan la autoridad de los docentes o simplemente no colaboran con el proyecto que se les plantea: «Es cierto que los hay, pero son minoría y yo siempre pienso que en su pecado llevan la penitencia y que algún día recogerán lo que siembran, aunque me dan mucha pena esos niños».
Carmen se casó en Pontedeume y aquí vive desde hace muchos años. «Es un sitio especial, realmente bonito, yo he criado muy bien aquí a mi hijo y cuando le tocó ir al colegio me di cuenta de que no habría dos centros mejores que el Couceiro Freijomil y el instituto de Pontedeume, tienen un nivel muy bueno y en los centros públicos te puedo garantizar que se trabaja mucho y no se regala ni un punto a nadie», detalla una profesora firme defensora de la escuela pública e inclusiva. Para Carmen el modelo del que se parte en centros como el de Breamo es perfecto: «Hay una mezcla de estudiantes de diferentes niveles económicos, sociales... Eso es muy bueno, porque los que van mejor tiran de los otros y aprenden lo que es la vida, que es ese contraste... Me da pena esos colegios donde todo el mundo viene del mismo sitio, no hay diversidad».
Yo me veo.... Encantada con la enseñanza, pero tengo 63 años y ya llevaba 38 trabajando, así que me jubilo anticipadamente para tener tiempo para mí. Estar en Pontedeume con lo bonito que es ya es todo un plan, yo vivo en Centroña y cada mañana miro el mar