¿Volverán a sonar las carracas de la iglesia de Pontedeume esta Semana Santa?
PONTEDEUME

Las matracas, que datan del siglo XVIII, enmudecieron por la rotura de un eje y ahora están pendientes de Patrimonio
22 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Las carracas de la iglesia de Santiago, en Pontedeume, enmudecieron hace casi un año, al soltarse uno de los ejes metálicos durante una visita guiada. «Tienen que volver a colocarlo y hay que sujetarlo mejor en la viga donde va apoyado y lleva el rodamiento donde gira», explica el párroco, Benjamín Sevillano Gallego. Nació en un pueblo de Zamora y desde los cinco años vivió en Valladolid, y reconoce que le sorprendió este singular elemento de una de las torres del templo eumés, cuando recaló en el pueblo, hace ya algo más de seis años.
«En Castilla iban por las calles con una carraca, uno, dos o varias personas, a la hora de la misa, para llamar al pueblo a las celebraciones, y aquí está en el campanario, y suben cinco o seis jóvenes, porque hay que tener fuerza para moverlo», señala. Este instrumento de percusión, también conocido como matraca, sustituye el sonido de las campanas en los momentos centrales de la Pasión de Cristo, en Semana Santa.
«Desde el Gloria del Jueves Santo hasta la Vigilia Pascual [la madrugada del Domingo de Resurrección], no se podían tocar las campanas porque el señor había muerto. En su lugar, se convocaba al pueblo a las celebraciones tocando las carracas», indica el sacerdote. ¿Qué ocurrirá en Pontedeume la ya próxima Semana Santa? «Quisiéramos que estuvieran reparadas, pero esa gestión corresponde a Patrimonio Cultural (la Xunta de Galicia). Lo pusimos en su conocimiento cuando sucedió y esperamos que estén listas», declara el párroco.

En realidad, se trata de una única carraca, «que no está rota, pero tiene el eje dañado», precisa. Ocurrió en la Semana Santa de 2024, durante una visita guiada organizada por el Concello eumés «para dar a coñecer ese patrimonio oculto de Pontedeume», como explica Silvia Sanmartín, que coordinó la actividad junto a Carla Sabio, que trabajan juntas en la oficina de turismo. «Aparte das carracas, tamén queriamos poñer en valor a igrexa onde está enterrado Fernando de Andrade, coa cabeceira do século XVI e todo o corpo de naves do XVIII, da época do arcebispo Rajoy [...], é barroco clásico compostelá de manual en canto á decoración e a época na que se constrúe...», subraya Sanmartín.
Como colofón al recorrido por el templo, subieron a la torre torcida. «Hai varias teorías de por que a fixeron torta os irmáns Ricoy, non se sabe se foi a propósito ou sen querer», comenta esta historiadora del arte. Acceder al lugar donde se encuentra la carraca no resulta sencillo: «Na última parte nada te ampara e protexe, hai musgo e verdín e podes esvarar. Puxemos unha especie de pasamáns, de corda, para subir. Convencemos a un dos rapaces que o fan para ir tocalas, pero son antigas, do século XVIII, e hai que darlles un mantemento, e soltouse un ferro... quedou moita xente sen velas». A Sanmartín le gustaría que se pudieran visitar los tejados del templo, pero no resultaría seguro. «Xa só ver a estrutura de madeira do baixo cuberta é unha marabilla».