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Son zonas muy pobladas y en la época de playa resulta casi imposible cruzar
05 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Los tres viales que enlazan Ferrol con Valdoviño están jalonados por viviendas a uno y otro lado de la calzada a lo largo de casi todo su recorrido. Los residentes en esas zonas se enfrentan a diario al riesgo de atropellos por la inexistencia de pasos de peatones que les ofrezcan una mínima seguridad frente al tráfico de vehículos.
Durante la época estival, atravesar de un lado a otro de la carretera AC-566, de Freixeiro a Valdoviño, resulta casi imposible, por las caravanas que se forman en uno u otro sentido en dirección a la playa de A Frouxeira y, principalmente, a la hora del regreso.
Vecinos de la zona aseguran que han llegado a estar más de media hora en el arcén esperando un hueco para poder cruzar, cometido que se complica todavía más cuando se trata de gente mayor que no puede alcanzar el otro lado corriendo.
La AC-566 parte de Freixeiro, en Narón, y su trazado discurre por los núcleos poblacionales de Castro, Sequeiro, Lago y Valdoviño. Hasta el cruce de la Porta do Sol son nueve kilómetros de recorrido, en los que en el tramo del polígono industrial de As Lagoas hay varias rotondas con sus correspondientes pasos de peatonales a uno y otro lado, además de un semáforo a la altura de las viviendas sociales de Amenadás. Pero los siete kilómetros y medio restantes discurren entre viviendas y solo hay un paso de peatones que está situado enfrente de la iglesia de Castro y desemboca en el campo que sirve de aparcamiento. La velocidad máxima de esta vía es de 90 kilómetros por hora, pero hay tramos, como el entronque con la autovía Ferrol-Vilalba en Castro y el cruce de A Carreira, en los que se reduce a 70 y después a 50 kilómetros por hora.
Cruzar con miedo
Una vecina de Castro de edad avanzada y con ciertos problemas de movilidad manifestaba ayer que para ir a depositar la basura en el contenedor tiene que disponer de mucho tiempo y que siempre cruza con miedo. Añadía que incluso el único paso de cebra existente en esta parroquia es inseguro, porque los coches no reducen la velocidad, poniendo el ejemplo de otra residente en la zona que fue atropellada en ese punto. En el tramo de ese mismo vial que discurre entre la rotonda de Robles y la Porta do Sol también se registró un accidente mortal de un peatón hace algo más de un año.
Por su parte, la carretera de Ferrol a Valdoviño por Meirás, la AC-116, tiene una condiciones similares a la AC-566. Atraviesa las parroquias de San Mateo, O Val, Meirás y Lago, para confluir en la anterior en la rotonda de Robles. Tiene once kilómetros de recorrido desde la glorieta situada en la salida de la autovía Ferrol-Vilalba en Catabois y solo cuenta con un paso de peatones ubicado al lado de la rotonda de San Mateo. En este caso, además de las viviendas existentes a uno y otro lado de la calzada, discurre por delante de lugares de afluencia de mucho público, como los supermercados de las cooperativas agrarias de O Val, Meirás y Lago. La velocidad máxima también es de 90 kilómetros por hora, con puntos en los que se reduce a 70 y 50. Los vecinos de la zona aseguran, al igual que los de Castro, que llevan años solicitando pasos de peatones, sin éxito.
La tercera vía que comunica Ferrol con Valdoviño es la carretera de O Trece, que parte de la carretera de Castilla en la zona de Xuvia, y que solo tiene un paso.