Más cierres de oficinas bancarias y cajeros en Ferrolterra, Ortegal y Eume: «En el rural estamos discriminados»

ANA F. CUBA FERROL / LA VOZ

VALDOVIÑO

Local, ahora en alquiler, que anteriormente acogió una sucursal bancaria
Local, ahora en alquiler, que anteriormente acogió una sucursal bancaria ANGEL MANSO

La exclusión financiera se agranda en la comarca y afecta sobre todo a la gente mayor, por la desaparición de sucursales y agencias, como la anunciada en A Capela o la ya ejecutada en Valdoviño

16 oct 2025 . Actualizado a las 17:42 h.

Hace unos días se anunció el cierre de la agencia (que había sustituido a la oficina) y del cajero de una entidad bancaria en A Capela, instalado desde hacía poco más de un año y con bastante clientela de paso, según corroboró el alcalde, Manuel Meizoso. «A xente maior non se manexa coa banca electrónica e moitas veces non se pode desprazar; sei que son empresas privadas, pero despois declaran millóns de euros de beneficios. A todos se lles enche a boca de falar do rural... coa axencia polo menos había unha persoa que daba servizo e orientaba aos maiores», sostiene el regidor de este concello de apenas 1.200 habitantes.

Justo antes del verano, la misma entidad clausuró su sucursal de Valdoviño, situada en plena Porta do Sol, a pocos metros del consistorio local. En este caso, en un municipio con cerca de ocho mil personas empadronadas, tampoco mantienen la máquina expendedora de dinero con tarjeta. «Hablamos con ellos y nos dijeron que tejían operaciones puntuales de cajero y escasa actividad en general», cuenta el mandatario local, Alberto González. Ya llevaban tiempo con solo dos días de atención a la semana. «Son empresas privadas... aun así seguimos hablando con ellas por el cajero, pero la oficina presencial no volverá», añade.

Las cooperativas

Tanto en A Capela como en Valdoviño quedará operativa una única oficina bancaria. Aunque en el concello valdoviñés cuentan con tres cooperativas con sección de crédito, en Vilaboa, Lago y Meirás, igual que sucede en O Val, en Narón, con atención directa a los clientes (socios) y sin cobro de comisiones. Ninguna de estas sociedades ofrece, sin embargo, cajero automático, a diferencia de lo que ocurre en entidades similares de Cataluña. El trasvase de clientes de la banca tradicional se disparó entre 2021 y 2022, por las comisiones, las restricciones del servicio o el cierre de oficinas.

La exclusión financiera se define como «la incapacidad o dificultad de acceso a servicios y productos financieros en el mercado, que sean apropiados a las necesidades y permitan llevar una vida digna en la sociedad». Cada vez son más las personas que se sienten «expulsadas» por la banca convencional. En abril de 2020 cerró la única oficina que funcionaba en Espasante (Ortigueira), y solo un año después retiraron el cajero. «No acabo de entender cómo en un pueblo donde se duplica o se triplica la población en verano tenemos que movernos varios kilómetros (nueve a Ortigueira o diez a O Barqueiro) para poder sacar dinero. Y aquí sigue habiendo negocios que no admiten el pago con tarjeta», apunta María Belén Bello, presidenta de la asociación de vecinos.

Una «discriminación»

Loli Vázquez, hostelera en esta localidad, recuerda que «al principio, cuando sacaron el cajero, venía gente pidiendo que le cobraras una cantidad con la tarjeta para tener efectivo». La responsable de Las Palomas tampoco entiende esta «discriminación», insiste en que el Concello medie para que alguna entidad preste este servicio. Pone el ejemplo de Samos, en pleno Camiño Francés, uno de los casi 40 concellos rurales seleccionados por la Xunta de Galicia y una entidad bancaria para montar cajeros, y donde también cuentan con esta prestación en Correos.

El 21 de julio de 2022 se clausuró la sucursal de Cerdido, que dejó un cajero, «pero es de los antiguos y no tiene las mismas prestaciones, ni siquiera puedes realizar ingresos», protesta un comerciante. En Ponte Mera, la mediación con la presidenta de la entidad financiera solventó provisionalmente el problema. El colectivo vecinal le envió una carta y poco después, el local que ya habían vaciado recuperó una mesa y un equipo informático para atender a los vecinos el primer martes de cada mes, de 12 a 14 horas.

 

«Con este mínimo podemos sentirnos afortunados, viendo lo que pasa en otros sitios», comentaba Gema Rey, entonces secretaria de la asociación vecinal y que hoy confirma que se quedó en un espejismo y que tienen que desplazarse a Ortigueira o a Cariño para cualquier gestión. «A xente maior sérvese dos fillos ou doutros familiares, déixanlles a tarxeta para que lles saquen cartos para ter na casa e poder pagar o butano, o pan...», explica.

En Monfero, en mínimos

En Monfero tuvieron más suerte y el 26 de mayo de 2022 entró en funcionamiento un cajero instalado en el edificio de la antigua Cámara Agraria, dentro del mismo plan de colaboración con la Xunta del que se benefició Samos. «Vén moitísima xente, oio como funciona toda a mañá», comenta una vecina. La sucursal de A Ponte da Pedra sigue operando un único día a la semana, los lunes, «e moitas veces hai cola de xente maior», dicen en la cooperativa cercana.