Grecia, epicentro del terremoto que desde hace ya más de dos años, socava los cimientos del euro, sigue acaparando miradas y temores. Las que a continuación se recogen son algunas de las claves que pueden ayudar a entender el embrollo heleno.
¿Qué es lo que se está negociando?
El segundo rescate de Grecia. Cifrado en principio en 130.000 millones, pero que prácticamente todo el mundo da por seguro que, de llegar a puerto, superará esa cantidad. Si el dinero no llega a tierras helenas a tiempo, el país se verá abocado a la quiebra. El 20 de marzo afronta un vencimiento de deuda de 14.500 millones y no tiene dinero para pagarlo.
¿Con quién lo está negociando?
Con la llamada troika. Ese monstruo de tres cabezas (FMI, BCE y Comisión Europea) que puebla las pesadillas de los griegos.
¿Qué es lo que la troika le pide a Grecia a cambio de esos 130.000 millones de euros?
Que se apriete todavía más el cinturón. Le exige un recorte presupuestario para este año de 3.300 millones, una cifra equivalente al 1,5 % del PIB griego. Aproximadamente un tercio de esa cantidad lo aportaría un tijeretazo en el gasto sanitario; otros 300 en el de Defensa y unos 500 en el de los organismos públicos. También se le reclama una reducción de los salarios más altos en las empresas públicas y la inmediata privatización de muchas de ellas.
El Gobierno de Papademos ya ya ha accedido a reducir 15.000 puestos de trabajo en el sector público, dentro de un recorte de 150.000 empleos públicos hasta el 2015.
Con todo, el principal escollo está en la reforma laboral que quiere imponer la troika y que incluye una rebaja del salario mínimo (situado ahora en 751 euros) de entre el 20 y el 25 %. También se le exige una rebaja de entre el 15 y el 20 % en las pensiones que superen los mil euros y una reducción sustancial de los complementos salariales que superen los 150 euros, la abolición de la negociación colectiva y la supresión de 2 de las 14 pagas que perciben los trabajadores del sector privado. Pero la troika exige también que se aceleren los deberes ya prometidos con anterioridad. Sobre todo, el vasto plan de privatizaciones anunciado a bombo y platillo el pasado verano, con el que el país pretendía recaudar 50.000 millones y que, de momento, apenas sí ha arrancado.
¿Dónde encaja la famosa quita del 50 % de la deuda helena?
Esa es otra negociación paralela. Con los bancos que tienen esa deuda en cartera. Pero, el acuerdo en ese capítulo también es condición sine qua non para que el segundo rescate vea finalmente la luz.