Los vecinos se vuelcan y humanizan una calle maltratada por el tráfico
01 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Si en Londres tienen Candem, nosotros tenemos la Rúa de San Pedro, nuestro Saint Peter?s Town, una calle llena de posibilidades que, tal como se ha demostrado estos días de fiesta, es mucho más que un adoquinado ruinoso saturado de tráfico y autobuses urbanos que bambolean.
La estampa que presentaba ayer por la tarde esta travesía que une Porta do Camiño y ese Soho multiétnico que es Concheiros no podía ser mejor. En la zona del cruceiro, el conductor del camión escenario de la orquesta Tarot tuvo que emplear los cinco sentidos para instalar el descomunal palco, que parecía que lo hubieran encajado a pulso. Burro grande...
A las cinco de la tarde mandaban la sobremesa, el terraceo y la conversación. Puestos de artesanía, mercancías creativas, ecológicas y, en definitiva, diferentes y alternativas, ocupaban las dos aceras. Cañas a 1,50, el litro a 3,50 -dónde va a parar, mucho mejor-; trenzas del pelo cortas a seis euros, largas a diez -si es que hasta en las trenzas se ahorra-; ropa a dos euros; joyas; muñecos voladores hechos con botellas recicladas; libros que jamás serán best sellers pero que, precisamente por eso, tienen mucho mérito (como Drogas ¿una opción personal?); «San Pedro debería ser así todo el año, y no con el 6 encajado calle arriba, reventando el adoquín», decían en una animada conversación.
Compotas, mermeladas, quesos de nabiza, de tetilla, de Cuntis... Vinilos de Blondie, libros de la Biblioteca Básica Salvat a un euro porque no lee el que no quiere... El género de A Zoca es una invitación a viajar en el tiempo, en varios tiempos, todos del pasado, con objetos maravillosos y viejunos que tienen mucho más glamur que los regalos fabricados en serie por chinos estresados.
Mucha gente joven. Mucha cara conocida. Luis Tosar que subía; Camila Bossa que prestaba la voz a una improvisada versión de Pero sigo siendo el Rey; Teté delgado que ni subía ni bajaba, pero que permanecía...
Por haber, hasta había ayer clases de tango al aire libre, que es una manera aeróbica y sensual de pasar la tarde. ¡La vida es un trabajo aeróbico! Dulces, cuentos, churrasco per tutti, la Asociación de Veciños A Xuntanza haciendo honor a su nombre y y la comisión dándolo todo en la organización...
No, no todo es miel sobre hojuelas. Hay muchos vecinos y también comerciantes que no ven con buenos ojos esta transmutación de la calle, que prefieren lo de toda la vida, con sus ruidos y sus autobuses. Pero tampoco eran pocos los que se oponían a la peatonalización del casco monumental y ahora ni se les oye. Igual es cuestión de insistir...
De momento, el Concello compostelano va a enterrar un dinero indecente en reparar una vez más el adoquinado, cuando con ese dinero igual se podría dinamizar una calle que tiene todos los ingredientes para convertirse en un lugar destacado en las guías. Sobre todo, las personas que la habitan.