El ruso, que el jueves cumplirá 17 años, se inició en el baloncesto hace seis años
09 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Hay rusos altos que no juegan al baloncesto. Es verdad. Incluso es más que probable que si Anton Udod se hubiera quedado en su país natal no hubiera probado con el deporte de la canasta. De hecho, no lo había hecho hasta que llegó a España, a pesar de que el chaval ya parecía que iba a ser alto. Pero claro, andar cerca de los dos metros en Rusia debe ser tan habitual como ser aficionado del Real Madrid por aquí.
Lo cierto es que poco después de que Anton y su familia recalaran en A Estrada -«en busca de un futuro mejor porque allí entonces la cosa estaba tan mal como aquí ahora», recuerda- el chaval no pasó desapercibido. En realidad, de casta la viene al galgo. Su madre, Nadia, fue jugadora de baloncesto en su país natal. Al rapaz, sin embargo, la primera toma de contacto con el mundo de la canasta no le satisfizo demasiado. En realidad, lo más probable es que esto del básket lo entendiera como un capítulo más de la pesadilla que estaba viviendo un chaval llegado a un país extraño y que solo sabía hablar ruso «y un poco de inglés, el que había aprendido en el colegio». Lo resume el protagonista a la perfección: «El primer año fue terrible. Para olvidar».
Mejor desde el segundo año
Las cosas, poco a poco, fueron mejorando. Anton llegó al Basket Base Club. No pasó desapercibido tampoco en Vilagarcía. Y lo que en principio se convirtió en una obligación -«iba al baloncesto por hacer algo», confiesa- se fue convirtiendo en algo más. «Desde el segundo año ya fue bastante mejor», explica. Hubo baches que superar, como las dos lesiones graves que tuvo que afrontar y vencer para poder seguir jugando. Pero ahora las cosas parece que van bastante mejor. Anton, tan tímido como es habitual en un chaval que este jueves cumplirá diecisiete años, ya se desenvuelve sin problemas en castellano. Regresa cada verano a su país, su familia es natural de Penza, una localidad a unos 600 kilómetros de Moscú (cerca de la capital según él, que ya se sabe que las distancias no son iguales allí que aquí) y destaca la «gran ayuda» que le han prestado desde el BBC.
Claro, altura obliga. Y con el 1,97 -«1,99 calzado», apunta Anton- que mide el angelito suele actuar de pívot. No es la posición que más le gusta. Él preferiría jugar de cuatro. Y puestos a escoger un jugador en el que fijarse apunta, sin vacilar, a Kevin Garnett. ¿Prefieres a Garnett antes que a Pau Gasol?, le preguntamos. «Sí», contesta sin vacilar, al tiempo que una tímida sonrisa asoma por primera vez en toda la charla en su rostro.
«Tengo que mejorar en todo»
Y ya puestos a preguntar, lanzamos al chaval la sonda de sus facetas a mejorar, para ver cómo va de modestia. Lo tiene claro: «Tengo que mejorar en todo, en el tiro, en el pase, en la defensa. En todo». Para ello se entrena en el Basket Base Club, donde lo ven como una de sus proyectos de futuro.
mirando al futuro anton udod