Todos cuantos amamos este deporte y además comprendemos el movimiento económico que genera, suspiramos imaginando a Galicia convertida en la Escocia del sur de Europa. Miles de golfistas que nos pudieran visitar desde otros países de la UE, Estados Unidos y hasta Japón. Recuérdese que un turista de golf gasta una media de 180 euros día, según establecen numerosos estudios.
De modo especial, las Rías Baixas y singularmente la comarca del Salnés, podrían emular a otros destinos de golf, tanto en España como por el mundo adelante, que con muchas menos potencialidades se han afianzado en los mercados turísticos internacionales. En Galicia, en las dos últimas décadas se han puesto los mimbres para conformar nuestra oferta. Se ha multiplicado por dos el número de campos. Disponemos de 22 instalaciones (serán 23 en cuestión de días con la apertura de «Arousa Golf» en Rubianes). Nueve de esos campos están en el radio de acción de cualquier visitante de las Rías Baixas que se desplazase desde Mondariz hasta Rois. Tenemos una red de comunicaciones adecuada, una oferta paisajística, cultural y gastronómica incontestables y una climatología aceptable («al golf se juega hasta con sol», reza el dicho escocés). Pero nos ha faltado y nos sigue faltando, PROMOCIÓN.
Apoyos como los efectivizados por organismos tales como Turismo Rías Baixas y Turgalicia han resultado discontinuos y de dispares resultados. La Xunta de Galicia, que pudo, tampoco ha rematado. En 2010 presentó un proyecto de promoción ambicioso: el Plan de Turismo de Golf en Galicia cuyo radio de acción debería haberse prolongado hasta el presente 2013, con una dotación presupuestaria de 1 millón de euros para posicionar Galicia como destino entre el turismo nacional e internacional. Se lo ha debido de tragar la política de recortes y languidecerá en algún cajón de San Caetano. Las iniciativas de promoción por el propio sector resultan insuficientes. El nacimiento hace tres años de la Asociación «Galicia Destino Golf» es un intento de agrupar esfuerzos.
De momento cada cual hace la guerra por su cuenta y capea la crisis como puede. Por cierto que los reajustes también han lesionado al golf. La subida del IVA del 8 % al 21 % ha sido un palo muy duro criticado hasta por Esperanza Aguirre, quien pidió a Rajoy que dejase al golf con el mismo tipo que el turismo, es decir, el 10 %. Mientras, nos contentaremos con que muchos residentes de verano en las Rías Baixas, especialmente madrileños, sigan como abonados de nuestros campos. Les compensa pagar la cuota de todo el año para jugar apenas 20 días. Ocurre tanto en el exclusivo Golf de La Toja como en el campo público de Monte Castrove. Y suponen un porcentaje muy importante de los ingresos anuales para ambos. Afortunadamente.