Terra de Viveiro revela la ruta del agua oculta del monte San Roque

Mar García Balseiro
MAR G. BALSEIRO VIVEIRO / LA VOZ

FIRMAS

SUSO FERNÁNDEZ RIVERA

Hace un siglo las mujeres excavaron galerías de 200 metros de largo

19 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

«Viveiro é todo un acuífero». Así lo asegura Carlos Nuevo Cal, cronista oficial y presidente del Seminario de Estudos Terra de Viveiro, que argumenta la presencia del valioso líquido como origen del asentamiento de la ciudad en la falda del monte San Roque, «a máis sombría», frente a la soleada ladera que ocupa Vieiro.

Terras de Viveiro organizó el pasado viernes una salida en la que los asistentes tuvieron oportunidad de seguir una especial ruta del agua y descubrir antiguos depósitos de abastecimiento que se remontan a principios del siglo XX, y que fueron excavados en la propia roca que da forma al monte San Roque. La salida sirvió además para refrescar hechos que marcaron el devenir histórico e incluso las leyendas tejidas en torno a Viveiro.

«Viveiro é agua, como testimonian as numerosas fontes e pozos que había en patios particulares, algunhos que aínda existen», señaló. Cita el famoso «diluvio de san Mamede, que arrasou A Pontelabrada pola forza que traía a auga, así como os muíños que chegaban ata o antigo barrio da Ribeira». Y es que, entonces, el río Rato o Labrada, hoy canalizado por debajo de la avenida de Cervantes, era un río «potente» que se nutría de numerosos riachuelos que descendían de la montaña. «Sabemos que os frades de San Francisco recibían a auga desta zona por canalizacións», dijo.

Una obra de ingeniería

Siguiendo por Campo de Urraca -zona en a que se encuentran las ruinas de una casa porticada del siglo XV que la leyenda dice que acogió a Doña Urraca en su estancia en Viveiro- la ruta desvelada por Terra de Viveiro lleva hasta el depósito de Pérez Abadín, «curiosísimo e moi antiguo», y también al de Vicente Abadín, «un emigrado de Galdo que vai a Cuba, trae un capital importante e fai a primeira traída de augas para levala a súa casa». En 1918, el habanero retornado compra en la falda del monte San Roque unos manantiales (y el monte San Roque está lleno de ellos, como el de Mirlán, A Pedreira, Ollo de Sapo, Fonte do Ollo) para llevar hasta la actual travesía de A Mariña agua corriente. «Había algún caso máis como o Hotel Venecia e algunha outra casa particular, que tiña pozos propios ou collía a auga de moi antigo de determinada fontes como a Feira», explicó Novo. En 1925 se inaugura el depósito de Campo de Verdes en superficie.

La obra de Vicente Abadín fue «importante e moi costosa, unha obra de inxeniería na que excavou galerías subterráneas». Unos trabajos que supusieron un revulsivo a la crisis económica de entonces. «Nas excavacións, ademáis dos canteiros de Viveiro traballaron sobre todo as mulleres. Aínda non chegara o crack do 1929, pero había unha recesión importante»,