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Aboga por una gestión pública que genere empleo y dinamice la zona
22 sep 2013 . Actualizado a las 07:00 h.El amor por la naturaleza y los entornos marinos arrastraron al ovetense Eugenio Linares, de 60 años, al faro de Estaca de Bares. Ya no baja por el acantilado con tanta frecuencia y agilidad como lo hacía de joven, pero conserva la curiosidad y la inquietud por descubrir y preservar «los tesoros» de este entorno «privilegiado, al ser casi salvaje».
-¿Qué le parece que Defensa haya puesto a la venta la base?
-Muy bien, es otro paso en el camino para que el proyecto que ahora tiene en sus manos el Ayuntamiento se haga realidad. Parece que por fin se va a resolver el tema de la propiedad de los terrenos y se podrán ejecutar unas obras muy importantes para todo el municipio.
-Pero podría acabar en manos de un particular o una empresa.
-Si no es en manos públicas, las instalaciones no serían aprovechables porque a un particular le resultaría muy difícil conseguir todos los permisos, mientras que si es un bien público habría menos complicaciones y generaría un beneficio al pueblo.
-¿Qué tipo de beneficio?
-Sería una puesta en valor de toda la zona de Estaca de Bares, permitiría descubrir los tesoros que tiene y explicar la historia del entorno a los miles de personas que se acercan aquí a lo largo del año. Aunque no necesitaría mucho personal (albergue-museo, aparcamiento y servicios) sí generaría unos puestos de trabajo fijos para los vecinos.
-¿A qué tesoros se refiere?
-El castro, que está entero bajo tierra, junto al faro... y ya no te digo la villa romana que hay en la Torre (en la playa). El museo sería muy interesante para desvelar todos esos secretos e ir poniendo todos los conocimientos sobre la zona a disposición de los visitantes (ahora no hay ni señalización). La base estaría unida a la punta de la Estaca con un paseo peatonal de madera, que la haría accesible para gente mayor o niños, que hoy no pueden llegar.
-En cuanto a los visitantes...
-Los primeros años era rarísimo ver a un turista y ahora impresiona la cantidad de gente que viene a hacerse la foto en el punto más septentrional, paso de aves migratorias, con unas playas y una ría que lo hacen muy atractivo. Si a esos miles de personas no se les ofrece ningún servicio no dejan ningún beneficio. Ese proyecto propiciaría que el Ayuntamiento recuperase la inversión de la compra, cobrando algo por el aparcamiento, la visita al museo...
-¿Qué abarcaría el museo?
-Vestigios arqueológicos, ornitología, naufragios y pesca, un apartado sobre las señales marítimas (sostengo que aquí hubo faro y farero hace 3.000 años, más importante para la navegación que la Torre de Hércules, y defiendo el origen fenicio del Coído). Daría visibilidad a un patrimonio que es parte muy relevante de la historia de Galicia.
-¿Cómo fue su convivencia con los militares estadounidenses?
-Era gente estupenda, amable y siempre dispuesta a ayudar. Ellos y los otros fareros (desde hace cinco años está solo) han sido mis únicos vecinos.
-¿Cómo se vive aquí?
-Se lleva bien, aunque es demasiada paz. Conozco a los pájaros, a la jineta que se comió a mis gallinas la cogí y la llevé al otro lado del río para que no vuelva, pensaba sacrificar a la zorra que también se come a mis gallinas, pero descubrí la madriguera, con tres zorritos, pensé que tiene tanto derecho como yo y opté por poner la tela del gallinero más alta. Es un sitio maravilloso para alguien con la juventud que yo tenía al llegar.