Las humedades amenazan la casa al estilo Gaudí en A Veiga

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO / LA VOZ

FIRMAS

LOLITA VÁZQUEZ

Deshabitada desde hace años, sigue atrayendo a numerosos turistas

24 nov 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

No aparece en las guías turísticas, pero, en cambio, atrae a curiosos casi cada fin de semana. Es la casa que Daniel Mancebo Diéguez comenzó a construir en A Veiga hace ya cuarenta años. Iba a ser, según él mismo contó a La Voz en 1995, un estudio para pintar. Un lugar en el que dar rienda suelta a su arte mientras visitaba su pueblo natal como emigrante que era en Barcelona. Pero lo que iba a ser apenas un estudio de pintura, acabó siendo una casa de tres plantas en las que Mancebo fue dejando su peculiar marca; una marca propia que trataba de emular a la de su admirado Gaudí.

Los paseos por el Paseo de Gracia y el Parque Güell, y las visitas a La Sagrada Familia, le habían posibilitado disfrutar de la obra del artista catalán. Disfrutarla, tocarla, sentirla... Una inspiración que trasladó a A Veiga durante más de dos décadas, el tiempo que invirtió en dar forma a la casa. No es la casa Batlló, no. Pero no es una casa cualquiera. Es el peculiar recuerdo a Gaudí en plena comarca de Valdeorras, que Mancebo mostraba orgulloso a todo el que se acercaba, según cuentan los que le conocieron.

Fallecido el artista, en A Veiga únicamente reside una hija, que durante años habitó en la vivienda, pero que hace tiempo que abandonó. Las humedades se hicieron insostenibles, según explica un vecino. «É totalmente inhabitable, non pode vivir ninguén aí dentro», dice. Que no tiene moradores se ve desde lejos. La maleza crece, las puertas apenas están arrimadas, algunas ventanas hace tiempo que no tienen cristales... Le da cierto aire decadente que la majestuosidad de la propia casa parece querer evitar. Se conserva el tejado, de pizarra, que ayuda a mantenerla en pie; apuntan.

No hay quien la more, ni quien la publicite, y sin embargo sí hay quien la visite. Algunas referencias a la «Casa das Pedriñas» o a la «Casa do Bailarín» (como se conocía a Mancebo) en Internet ayudan a promocionar un espacio que tiene en el boca a boca su principal fuente de visitantes. «Todo o que vén queda marabillado, porque chama moito a atención», explica uno de los vecinos que puede verla casi nada más salir de casa. Por eso, dice, que es raro el fin de semana que no llega nadie a verla. «Tamén hai quen quere entrar, e iso xa me parece abusar porque a casa é privada», añade.

No es necesario entrar para disfrutar de este peculiar conjunto, incluso de los detalles. Son los detalles de un trabajo manual hecho con cantos rodados, cuarzos, mármoles, piedras de colores o incluso botellas de cristal con las que Diéguez fue dando forma a la casa, la casa de Gaudí en Valdeorras.

«A mí siempre me han gustado sus obras. ¡Ver las obras de Gaudí me hace hervir la sangre!»

«Esto lo quería hacer en la Costa Brava. ¡Ya tenía los planos y el terreno. Pero luego lo pensé y decidí hacerlo en mi pueblo, así queda para los vecinos y para el municipio»

Daniel Mancebo

Daniel Mancebo dedicó más de 20 años a construir la «Casa das Pedriñas»