Carta abierta a Agustín Fernández Gallego

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

FIRMAS

15 dic 2013 . Actualizado a las 06:00 h.

He decidido retirar las responsabilidades de gobierno y la dedicación exclusiva a los concejales que en un acto de deslealtad, han roto la unidad de voto al priorizar sus intereses personales sobre los de los ciudadanos que les pagan». Esta es la frase, estimado alcalde de Ourense, que me hubiera gustado escuchar de tus labios al terminar el pleno en el que te traicionaron los tuyos y te censuró la oposición. Sería la frase de un líder o, en expresión de Mandela, la frase de alguien que está dispuesto a sacrificarlo todo por su pueblo. ¿No te das cuenta que Ourense, en la difícil coyuntura en la que está (más de 10.000 parados, el 30% de la población asomando a la pobreza, el censo bajando, la construcción en la uci, el termalismo sin oxígeno?) necesita un gobierno fuerte y no una banda de aprovechados? ¿No tienes coraje para pedirle al PSOE, tras la bofetada que te dieron Rodríguez Penín, Susana Bayo, Mónica Vázquez, María Devesa y Alfonso Vilachá, que les abra expediente por ausentarse de un pleno para no votar como habíais acordado? En el 2001, el edil Salgueiro fue suspendido de militancia (recuperada con todos los honores) por ausentarse de una votación en la que el PSOE apoyó al PP para adjudicar, a dedo, un servicio de limpieza que la justicia después declaró ilegal. ¡Cómo cambian los tiempos! El PSOE expedientó hace más de una década a un socialista por anteponer los intereses de sus vecinos a los del partido y ahora se inhibe cuando la ruptura es para que un amigo compatibilice su trabajo de letrado del Concello con el de profesor de la Universidad para ganar más dinero del que permite la ley a los funcionarios. No se rompe el PSOE por las deshonestidades de la Pokémon, por los gintónics pagados con fondos públicos, por las promesas electorales incumplidas, por no redactar los presupuestos, etc. Se fractura para que un amigo llene su cartera con dinero público. Y a ti, estimado alcalde y jefe del PSOE, te tiembla la mano para poner firmes a los díscolos. De nada valen tus duras declaraciones contra la Xunta y el Gobierno de Madrid como culpables de todos los males de Ourense si te arrugas ante los desmanes de los tuyos.

Relee a Bécquer, sus rimas, su poesía. Deléitate con la estrofa: «¿Qué es poesía?, dices, mientras clavas // en mi pupila tu pupila azul//, ¡Qué es poesía! ¿Y tú me lo preguntas? // Poesía... eres tú». A lo mejor te inspira para declamar, aunque sea sin rima: «¿Cuál es el problema de Ourense? ¿Y tú me lo preguntas, querido ciudadano? ¡El problema de Ourense soy yo!». Bien lamento escribir lo que hoy escribo después de haber rubricado en su día que eras «un hombre normal, sencillo, que inspira confianza; un hombre a la vieja usanza, de aquellos cuya palabra era ley y cuyo apretón de manos era más importante que un acta notarial». ¿Cómo fue capaz la política de engullir a aquel hombre en lugar de éste haber cambiado la política? Quizás tus conmilitones se callen que no debes arrastrarte más ni en lo personal, ni en lo profesional, ni en lo político. Cuando recuperes la lucidez de tus primeros 50 años (aquellos en los que no soñabas con ser político) quizás entiendas, como ya lo hacía Pitágoras 500 años antes de Cristo que «son nuestros amigos los que nos señalan nuestras faltas, no los que nos adulan». Para mí que estás rodeado de aduladores que te impiden ver la realidad de tu patético liderazgo.