Los vigueses ponen una pica en Flandes

jorge lamas FIRMAFIRMAFIRMA VIGO / LA VOZ

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El Tercio de Valladares parte el 15 de mayo de 1668 hacía a Ostende donde será testigo del final del imperio

14 may 2014 . Actualizado a las 13:04 h.

eran otros tiempos mayo 1668

Cerca de mil soldados, naturales de la comarca de Vigo, embarcaban el 15 de mayo de 1668 en los transportes San Ignacio, San Salvador y San Pedro con rumbo a Ostende, en el Flandes español. Era el Tercio de Valladares, una tropa creada en 1643 por Fernando de Valladares Sarmiento, que se había distinguido por su continua acción en la frontera durante la guerra con Portugal. Aquellos soldados vestían casacas blancas con una divisa roja, tenían por patrona a Santa Isabel y su escudo era el de la casa de Valladares.

El infortunado poeta vigués Teodosio Vesteiro Torres escribió en 1874 la historia de este tercio, el quinto de infantería española en Flandes. Valentín Lamas Carbajal publicaría un extracto del trabajo de Vesteiro en el periódico El heraldo gallego de 10 de septiembre de 1874.

Aunque la formación militar se constituyó en 1643, durante trece años no protagonizó ningún movimiento. Con el recrudecimiento de la guerra contra Portugal, en diciembre de 1655 aumenta el número de soldados del tercio. A partir de 1657 sus acciones ya serán continuas durante los siguientes años.

Con Pedro Aldao como maestre de campo, la tropa viguesa participa en los sitios de Valença y Monçao, guarnece Tui y los fuertes de Aitona y Fillaboa, al tiempo que participa en la recuperación de Salvaterra. Muchas acciones bélicas se suceden en diferentes puntos de la frontera, pero el día más trágico se produce el 22 de enero de 1664 en los alrededores de Monterrei. La caballería abandona a la infantería, y doscientos mosqueteros vigueses son masacrados por las fuerzas portuguesas.

Durante los últimos años de la guerra, el tercio estará destinando como guarnición en Vigo, ya alejado de los frentes militares. La apacible vida de guarnición concluye en 1668 con la marcha hacia el norte de Europa.

El primer destino de las tropas viguesas fue guarnecer las localidades de Ostende y Brujas, hasta que en 1674 se incorporan al ejercito de la coalición hispano-holandesa. Las picas gallegas se estrenaron en la batalla de Seneff, en 1674, donde murieron más de veinticinco mil contendientes. Durante esta guerra, falleció Pedro Aldao, siendo sustituido al mando por el Marqués de Bedmar. En esta campaña, el Tercio de Valladares asumió la tropa de otro tercio gallego, el de Sarmiento, creado en 1643 por Gabriel Sarmiento de Soutomaior.

La Paz de Nimega (1678) puso fin a la guerra, perdiendo España otro rincón de su imperio, el Franco-Condado, que pasó a Francia. El lío regresó en 1684. Luis XIV atacó Bruselas, que era defendida por el Tercio de Valladares, ahora mandado por el Marqués de Villadarías. La defensa fue heroica y, cuando cayó la plaza, a los soldados vigueses se le rindieron honores militares, permitiéndoles salir de Bruselas con sus armas y banderas. La Guerra de los Nueve Años duró hasta 1697, tiempo en el que el Tercio de Valladares participó en varias batallas, casi siempre situándose en el lado perdedor. Tras mantener a raya, durante casi tres meses, al propio Luis XIV en Namur, los franceses le impusieron, como condición para la capitulación, que no olívicos volviesen a portar armas durante la campaña. Naturalmente no lo cumplieron e incluso les llegó la hora de la revancha en 1696, al recuperar Namur, propiciando la Paz de Ryswick, que puso fin a esta guerra.

En 1697 el tercio está agotado, quedando muy pocos vigueses en sus filas, hasta el punto de que pierde su nombre para llevar el nombre de Toro, primero, y después, Portugal. Los supervivientes aun pelearán en varias batallas más en la guerra del Palatinado y regresarán a España en 1710. Lo hacen andando hasta Pamplona, para incorporarse al sitio de Barcelona en 1714. Al año siguiente, Felipe V reorganiza el ejército y hace desaparecer los antiguos tercios de infantería, que pasarán a convertirse en regimientos

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El sábado 17 de mayo, el auditorio municipal de Vigo acogerá la presentación en directo del último trabajo discográfico de A Roda. Outra volta de roda es el título elegido para este libro cedé que contiene dieciséis canciones. El cedé resume toda una historia de cuerenta años, a través de la mirada personal de cada uno de los participantes. Hay muchas colaboraciones importantes de músicos y cantantes gallegos.

Mientras el maestre de campo Pedro Aldao completa las quince compañías de su tercio, una escuadra al mando de Fernanco Carrilo navegaba desde Cádiz hacia A Coruña, donde debería embarcar Juan de Austria para dirigir una nueva remesa de tropas a Flandes. Los ocho navío de la flota se resguardaron en la ría de Vigo ante el temor de ser atacados por una escuadra francesa, entonces el mayor enemigo de España. Fernando Carrillo tomó una serie de precauciones para rechazar el inminente ataque galo. Explica José de Santiago, en Historia de Vigo y su comarca, que el almirante español desembarcó 36 piezas de artillería para reforzar el baluarte de A Laxe y los fuertes de Santa Tecla y el faro en A Guía. Los barcos de la escuadra se resguardaron en la rada de Ríos, al abrigo del monte de A Guía. Asimismo, embarcó en naves menores a los mosqueteros del Tercio de Valladares. Todas estas precauciones fueron tenidas en cuenta por los marinos franceses, que decidieron desistir y seguir su rumbo hacia el norte. Medio siglo después, una situación similar, aunque con un enemigo distintos, se resolvió con un resultado diferentes. En 1702, la flota franco-española busó el refugio después de Rande, pero eso fue otra historia. Una vez carenadas las naves y aprovisionadas comenzaron a zarpar en pequeñas unidades para garantizar el traslado de las tropas hasta las costas de Flandes. El 15 de mayo de 1668 se despedía de la villa los soldados del Tercio de Valladares.

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