El laborismo cobra impulso y Gordon Brown resucita

La Voz M. F. / EDIMBURGO / E. ESPECIAL

FIRMAS

20 sep 2014 . Actualizado a las 09:41 h.

David Cameron no es el único que ha lanzado un suspiro de alivio al confirmarse el triunfo del no. La unión mantiene vivos a los laboristas. Sin Escocia, su granero natural de votos con permiso del trasvase de apoyos al nacionalismo, les sería prácticamente imposible gobernar en Londres. Al menos a corto o medio plazo. Por eso se vieron obligados a asumir como un reto propio la campaña de Best Together, dado que los conservadores siguen sin ser un reclamo para el voto en los dominios del norte (de los 59 escaños que Escocia tiene asignados en Westminster solo cuentan con un diputado) y los liberales tampoco se encuentran en su mejor momento de popularidad por su apoyo a Cameron en el Gobierno.

Los laboristas no consiguieron llevar la victoria del no a Glasgow, una derrota dolorosa y simbólica, pero quizás también esperada. Escocia no se ha reconciliado oficialmente con la que ha sido su formación de cabecera. No han cicatrizado las heridas del Nuevo Laborismo de Blair, curiosamente nacido en Edimburgo y el primer ministro que permitió la creación del Parlamento escocés en 1999. De hecho, Blair entró en la campaña de refilón, con una llamada al unionismo desde Kiev.

Ed Miliband, el líder actual, ha hecho campaña en Escocia, con algún que otro apuro en Edimburgo, donde fue abucheado. Ha dejado algunas de las intervenciones más polémicas de la contienda, como la amenaza de situar una frontera blindada entre escoceses e ingleses si ganaba el sí. Ayer celebró la victoria del no y aludió también a la necesidad «de construir juntos un nuevo país», en la línea de Cameron y del liberal Nick Clegg.

Miliband ya fue cuestionado por miembros de su partido por seguir al pie de la letra la agenda de Cameron durante la batalla escocesa, apoyándolo de forma casi instantánea en su oferta de última hora de traspaso de poderes. Pero todos afrontaban los peores días del frente unionista.

Gordon Brown, que ya quemó su etapa en Westminster, sí ha recobrado la vida política gracias a la campaña. En el tramo final fue la cabeza visible del no, con un discurso final que está entre lo mejor de toda la campaña. De pie, sin notas y con convicción. No faltaron ni las alusiones a Macbeth. La impresión es que Brown llegó al rescate. Ya está en la historia su famosa frase: «Luchamos dos guerras mundiales juntos. No hay un cementerio en Europa en el que no yazcan codo a codo un escocés, un galés, un inglés y un irlandés. Cuando pelearon, nunca se preguntaron de dónde venían»,

Ahora se especula con su posible candidatura a Holyrood. Los analistas recuerdan que cuando Brown fue derrotado por Cameron en las elecciones del 2010, cayó de forma estrepitosa en todo el territorio británico menos en Escocia, donde logró que su partido mejorara dos puntos. El problema es que, como le sucede a Blair, muchos de los antiguos votantes laboristas se sienten traicionados por las políticas que aplicó desde Londres. En algunos carteles del sí su cara estaba al lado de la de Margaret Thatcher. Pero los laboristas, como el Reino Unido, también están repensando su destino.