Diseñando la fábrica del futuro

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

FIRMAS

Anfaco y Hermasa van de la mano en un proyecto que persigue reducir a cero los gases de efecto invernadero

18 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

En Porto do Molle (Nigrán) puede verse ya el futuro. Si se acecha por una de las ventanas de la nave que posee en ese parque empresarial la patronal conservera Anfaco se tienen vistas privilegiadas a la industria del mañana. Allí se está avanzando en la búsqueda de la fábrica del futuro, que debe ser sostenible y respetuosa con el medio ambiente. Esa senda que discurre por el camino de la ecoinnovación tiene como Horizonte el 2020, cuando deberían encajar todas las piezas necesarias para conseguir una planta -en principio conservera, pero que puede dar el salto a cualquier rama del sector de la alimentación- que no emita gases de efecto invernadero. Ninguno a ser posible.

Algo de esa cadena de producción ya existe. Dentro del proyecto Indufood -que tiene como subtítulo Reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero en la industria alimentaria a través de sistemas termales alternativos basadas en tecnología de inducción-, los investigadores ya hacen pruebas con prototipos de dos equipos para realizar algunos procesos térmicos propios de industria conservera, como es la cocción y la esterilización.

Las máquinas para ambos pasos de la producción se realiza con equipos térmicos basados en la inducción y, si en lugar de combustibles fósiles se emplea electricidad de fuentes renovables, como pueden ser placas solares o aerogeneradores, las emisiones pueden reducirse a cero en estos procesos, explica Francisco Pérez Sabín, investigador principal del proyecto en el que la patronal Anfaco va de la mano de la empresa viguesa Hermasa.

Una fábrica conservera de tamaño medio consume 200 toneladas de fuel al año, con lo que se liberan a la atmósfera 600 toneladas de gases de efecto invernadero. Y si esa cantidad se multiplica por las en torno a 50 factorías que se asientan en Galicia, se puede tener ya una idea de la contribución gallega a la factura que pasa el Protocolo de Kioto.

Ahorros energéticos

Además de la reducción de los gases, Pérez Sabín también ha constatado importantes ahorros de energía. Así, tanto en la cocción del atún, como en la esterilización de las latas, que son los procesos que se están probando, se han constatado «unos ahorros en el consumo de agua bastante considerables, de en torno al 20 %, y lo mismo con el gasto energético».

En el marco de Indufood, que tiene un presupuesto de 1,9 millones de euros y cuenta con financiación de la UE en el marco del proyecto Life, las acciones de ecoinnovación continuarán hasta finales de octubre del 2015, que es cuando finalizan los tres años de la iniciativa. Para entonces esperan haber cerrado ya los prototipos de las cámaras de congelación con mayor eficiencia energética y en la automatización industrial de todos los procesos, incluida la logística para dar con equipos no contaminantes, respetuosos con el medio ambiente para poder en el 2020 trabajar ya en una conservera de ciencia ficción.