«Ahora me atrae mucho más Johnny Marr que Morrissey»

FUGAS

FRAN MARTÍNEZ

El músico vigués Amaro Ferreiro acaba de sacar «Personajes secundarios», un disco en el que habla de otros poniendo en las historias mucho de sí

13 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Lugarteniente de su hermando Iván (y autor de su canción más célebre, Turnedo), Amaro Ferreiro es un prototipo de secundario en la música. Discreto, ha desarrollado una trayectoria en solitario fuera de foco que acaba de llegar a Personajes secundarios, un título que habla por sí solo. Ya ha empezado a presentarlo a nivel nacional y, en breve, lo hará en Galicia.

-¿El título es autorreferencial respecto a su papel con su hermano Iván Ferreiro?

-Bueno, Personajes secundarios engloba muchas cosas. Sin duda, eso que dice. Pero también su reflejo. En ese disco, Iván es secundario. Toca algún instrumento, hace coros y está en la sombra. No ocurre solo con él. Los que me acompañan, como Nicolás Pastoriza o Rayden, suelen ser los protagonistas de sus carreras y ahora me dejan su talento para ser personajes secundarios de mi disco. El título surgió de Rayden. Al escuchar las maquetas, decía que todas las canciones hablan de personajes secundarios y me lo propuso. Debe ser que, al ser yo ese tipo de personaje, he huido del yo y siempre he optado por contar cosas de otras personas en lugar de las mías.

-Trata la muerte del hermano del rey emérito, una cosa extraña en una canción. ¿Qué le llevó a ello?

-En los últimos años hemos oído hablar de cosas como censura, país fascista, que no existe la democracia… Independientemente de que pienso que nadie debe estar encerrado por cantar nada, también creo que hay límites. No puedes decir cualquier cosa, aunque seas cantante, y que eso te exima de toda culpa. La libertad de expresión hay que utilizarla. Esta trataba de ser una canción equidistante entre la corona, que es una institución que detesto, y Valtonyc, que aunque no quiero que vaya a la cárcel por escribir esas porquerías, tampoco quiero defender. Me pareció una historia interesante. Más allá de hablar del rey, es hablar de una persona que empieza a los 18 años con este accidente y acaba su reinado matando un elefante. Esa fijación por las armas de fuego nos debería hacer reflexionar.

-Lo llama J.C., pronunciado en inglés, lo que despista de inicio.

-Es por una canción de Pulp del This Is Hardcore, Dishes. Jarvis Cocker dice ahí que no es Jesucristo, pero tiene las mismas iniciales.

-¿Hablar de esos personajes es quizá enfrentarse a uno mismo?

-Todos somos muchos personajes. Las canciones hablan de mí, de una manera u otra. En ese disco abro un poco el abanico. Hablo de cosas más íntimas y también de política. Pensar que haces la canción para una película o para otro te da cierta distancia, pero al final hablan de ti. Es como el caso de 24 horas, que abre el disco. La pensé para Amaia y Alfred en Eurovisión, pero al final habla de mí.

-¿Tanto le gustó esa historia?

-Fue un momento televisivo interesante. Es premonitorio. Era gente muy joven que les quedaba todo por vivir. Ahora veo que vale para ellos, que eran unos casi adolescentes, como para mí, un cuarentón que también tiene sus propios miedos.

-Hay una canción, «Sherpa», que destaca especialmente en el disco.

-Es un tema muy especial. Habla del personaje secundario por experiencia, el que te lleva a los sitios y te acompaña a la cumbre. Me he sentido así muchas veces. La tenía en mi cabeza desde hace años y ha salido ahora, porque ya no lo soy. Ahora acompaño a la gente y la gente me acompaña a mí. Habla de muchas relaciones diferentes.

-¿Es fácil ser un personaje secundario en un mundo como el del pop, en donde se potencia el brillo, el ego y la estrella?

-De eso va la cosa. Rayden viene del mundo del hip-hop y se dio más cuenta que yo. Le llamó la atención. Es muy interesante esta aproximación porque también hace falta en el pop. En el pop hay muchos secundarios que me gustan.

-Dicho esto, ¿Morrissey o Johnny Marr?

-Me tiraba de adolescente mucho más Morrissey. The Smiths me han acompañado siempre. Ahora, tras leer la biografía de ambos, me atrae mucho más Johnny Marr que Morrissey. Estoy fascinando por cómo cuenta la historia y cómo armaba las canciones. Antes pensaba que sin Morrissey los Smiths nunca serían nada, pero ahora sé que también sería al revés.