
Najat El Hachmi vuelve en «El lunes nos querrán» al pozo de su experiencia como joven de origen marroquí en un suburbio de Barcelona
05 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.Najat El Hachmi sabe de qué nos habla cuando nos cuenta la historia de una joven de origen marroquí y habitante de un suburbio de Barcelona que trata de tomar las riendas de su vida. Y lo sabe porque lo ha sufrido en su piel. Por ello regresa en El lunes nos querrán (premio Nadal de este año) al pozo de sus experiencias para mostrarnos ese machismo que a nuestros ojos a veces toma un tinte injustificadamente exótico: «Lo único que les interesaba es que fuera mora, exótica y lejana, que les hablara de esa realidad oculta y misteriosa, cargada de una violencia primitiva que los fascinaba». Una opresión que encadena y aísla a sus jóvenes sometiéndolas a un confinamiento riguroso que acaba con sus ilusiones, con sus vidas. Una cultura patriarcal que las obliga a taparse, a ponerse el pañuelo, a callarse.
Najat El Hachmi plantea la novela como una larga carta que la joven protagonista escribe a su amiga de adolescencia, la que le sirvió de tabla de salvación para no ahogarse bajo la presión de un padre implacable y el temor al qué dirán.
No esperes florituras poéticas ni alardes de estilo, no los hay. Es una novela sincera que nos pone delante de una realidad tan cercana como ajena. Jóvenes que crecen a nuestro lado pero en un universo en el que hasta tomar un refresco está castigado. «Lo único que queríamos era ser amadas. Tal como éramos. Sin adaptarnos ni someternos». Como todas.